Kang Minhee, 17 años
Nunca me consideré alguien que se pudiera obsesionar con algo. Todos mis amigos eran fanáticos de cierta cosa pero, a mí nada me interesaba tanto como para pasarme una tarde entera buscando sus grabaciones.
Aquel día de temprana primavera, poco comprendía lo mucho que eso iba a cambiar.
Me pareció muy extraño que Namjoon quisiera un favor de mi parte.
No tenía otra opción más que atenderlo pero, ¿cómo se habría enterado de aquello?
De todas formas, tenía que ir a su casa a recoger mi switch.Así lo hice, recogí los libros a cinco metros de distancia y partí a la biblioteca, usando un mapa de celular. Me perdí un poco pero lo logré.
Las cosas cambiaron ahí. El pulso se me aceleró a mil por hora, mis hormonas despertaron y las mejillas de rosa se tiñieron cuando lo ví.
Era un chico bajito, un poco más de uno setenta, castaño, de piel de caramelo con leche. Ojitos felinos y un aura de tranquilidad y dulzura inamovibles. Tuve que esconderme entre algunos estantes para darme cuenta de esos detalles.
¡Era demasiado bonito! Chillé bajito y, lo estuve siguiendo todo el rato, fingiendo interesarme por cualquier libro.
Y entonces, el tiempo perfecto se dió, me tomé una foto de modo que él saliera. No me arrepiento de nada.
Lo estuve siguiendo y le tomé más fotos, es que, seguramente no lo volvería a ver. Me entristeció aquello.
Inmediatamente me abrí una nueva cuenta de Twitter para compartir mi hallazgo y es que, si alguien encontrase la Atlántida, lo compartiría, ¿no? ¿Por qué yo no iba a compartir imágenes del chico más bonito que había podido ver?
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Acosando al Chaneque
Short StoryDonde un chico de preparatoria persigue al bibliotecario de la universidad de su primo.