Mi vida era bastante normal, tranquila, joteaba con mis amigos, estudiaba la universidad y hacía mi servicio en la biblioteca.
Nada fuera de su lugar, a veces me sentía muy triste pero, eso era normal.
Sin embargo, en un momento determinado, miré a un muchacho tomarse una foto delante de mí. Me pareció extraño pero, lo omití. Ya en el autobús algunas chicas me habían tomado fotos.
Sin embargo, eso no se detuvo, seguí encontrándome con un chico mucho muy delgado y pálido, más de metro ochenta... Un Slenderman.
Era lindo, eso no se le niega a nadie, tenía carita de bebé. Pero... Me parecía sinceramente muy curioso.
A veces, le tomé algunas fotos de vuelta, porque si algo me pasaba, debía tener evidencia.
Todo parecía paranoia, hasta que uno de mis mejores amigos me lo hizo notar.
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Ahora sí estaba más que claro. No dudé entonces en CANCELARLO.
Hasta aquí llegaste mi ciela.
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