Llevaba demasiado días sin ver su cuerpo desnudo pasar por enfrente de mí, como lo hacía todas las mañanas. Extrañaba su aroma después de salir de la ducha, y como, las gotas de agua caían sobre mi piel semidesnuda cuando me besaba.
Anhelaba sentirme deseada, a tal extremo, que me vestí para la ocasión; busqué mi mejor conjunto de ropa interior, arreglé mi cabello y me paré frente al espejo.
Comencé a decirme palabras, pero no funcionaba, solo lograba ruborizarme, por ello, cerré los ojos e imaginé que él estaba detrás de mí cogiéndome de la cintura y diciéndome palabras pervertidas. Mis manos como imán comenzaron a pasearse por mis caderas y subiendo hasta el borde de mis senos, y ahí, se detenían. La respiración comenzó a acelerarse poco a poco y mi corpiño ya molestaba, no sé cómo lo quité, pero mis senos quedaron libres, los comencé a masajear, estaba en trance, mi boca emitía gemidos que no podía controlar, simplemente me dejaba llevar por el calor que me producía esta sensación tan agradable.
Termine tirada en la cama, desnuda, recorriendo mi cuerpo, mis manos subían y bajaban, mis dedos buscaban de forma desesperada el punto en el cual perdía la razón y dejaba entrar a la lujuria. Mis dedos entraron al camino de la perdición y mis gemidos fueron gradualmente más fuertes, el orgasmo estaba cerca, solo seguí el ritmo hasta que una convulsión vino a mí mis dedos quedaron húmedos después del merecido orgasmo que tuve pensando en ti.
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Fogosos deseos [COMPLETA]
Short StoryHistorias cortas fogosas y eróticas para pasar la cuarentena.