Aquella noche luego de cenar con la chica, nos dirigimos a nuestro departamento.
Andrea, alías "la chica" en cuestión ya había practicado sexo con más personas, aunque ella tenía una inclinación bastante clara; amaba los tríos lésbicos, cosa de lo cual, yo, no estaba familiarizada, es más, esta sería mi primera experiencia.
Al llegar a nuestro departamento, mi novio nos invitó a ponernos cómodas, puso música ambiental para amenizar el ambiente, ella, se sentó a mi lado mientras seguíamos conociéndonos y hablando de la vida. Nos reíamos de un chiste que había contado mi novio, cuando sentí como una de sus manos se apoyaba en mi rodilla, y sus dedos iban subiendo poco a poco por el interior del muslo, la miré sonrojada y luego lo miré, él solo asentía a que me dejara llevar, quería ponerme a mil; ella por su parte, ya se había quitado la chaqueta y solo estaba con el vestido negro ceñido a su cuerpo, con sus senos sin brassier dejando ver sus pezones ya erectos, su mano siguió viajado hacía arriba, quedando a escasos centímetros de mi entrepierna que ya comenzaba a humedecerse.
Sus labios se posaron en mi cuello, fue dándome pequeños besos que subían hasta el lóbulo de la oreja, y bajaban hasta la clavícula. Mi novio, no ajeno al espectáculo, se sentó al otro lado, fue ahí, que quedé en medio de ellos dos. Una de las manos de mi novio, se posó en mi espalda, desabrochando mi brassier y bajando la parte de arriba del vestido, fue en ese instante que ella aprovechó para devorar, chupar y lamer cada uno de mis senos y mis pezones, mientras él, bajaba su mano y la metía por debajo de mi ropa interior, sentía como masajeaba lentamente mi clítoris y me hacía abrir más las piernas.
- Tienes unos senos tan lindos - dijo cuándo los acunó en sus manos - que me dan ganas de seguir chupándolos y lamiéndolos.
- Se siente muy bien cuando lo haces - confesé sonrojada.
- Abre más las piernas, amor - dijo cuando lo vi arrodillado - hoy solo quiero que disfrutes.
Sentí como me quitaba la tanga y abría aún más mis piernas, el vestido estaba enrollado en mi cintura. Me tomó de las caderas y me puso en el borde de sillón, solo sentía su lengua lamerme lentamente y ella chupándome los senos, lo único que hice fue acunar los senos de ella y masajearlos.
- Te pondremos en 4 - dijo ella al cabo de unos minutos.
Me pusieron en cuatro, mi culo quedó expuesto hacía mi novio con las piernas lo más abiertas posibles, fue ahí que me afirmen del borde del sillón para no caer; ella se puso debajo de mi cuerpo y él me comenzó a dilatar mi ano, ella me lamia de una forma que me ponía aún más caliente. Su lengua subía y bajaba, sentía como en cada lamida me mojaba aún más, mientras sentía como el dedo de mi novio entraba aún más en el estrecho orificio. Sentí como ella metió dos dedos a mi interior, comenzó a entrar y salir de forma tan placentera que no podía contener los gemidos que salían de mis labios, cerraba los ojos y me agarraba firme del sillón; mi novio no se quedaba atrás, logró meter su dedo y lo movía en círculos en mi ano.
Me vine a los minutos, no aguanté el orgasmo, no fui capaz de detenerlo, pero eso no fue impedimento para que ambos, siguieran estimulándome. La chica mientras me masturbaba con los dedos me chupaba el clítoris y mi novio finalmente me penetró el ano lentamente con su hombría, cuando estuvo toda dentro la comenzó a meter y sacar lentamente para disfrutar él y yo.
- Disfruta mi amor – gimió – mira como me tienes.
- Disfruta, abre más tus piernas – dijo ella – deja que te siga lamiendo.
- Ayyyyy – solo era capaz de gemir.
Con una de mis manos comencé a masajear uno de mis senos, apretaba mis pezones aleatoriamente y me atreví a empujar la cabeza de la chica para que no saliera de mi entrepierna.
- Siento que me vendré – gemí, mientras mis ojos se ponían blancos – no aguanto.
- Relájate y disfruta – dijo la chica cuando empezó a entrar y salir violentamente.
- Vengámonos juntos, amor – dijo mi novio.
Amaba venirme con él, tenía la particularidad que expulsaba demasiado semen y eso me volvía loca.
Las embestidas de ambos fueron tan rápidas y certeras que nos vinimos a los minutos. Me acomodé en el sillón y nos besamos con la chica; probé mi humedad por primera vez.
- Quiero que lo volvamos a repetir – confesé – pero solo nosotras dos.
- Me encantaría – contestó - ¿qué piensas tú? – le preguntó a mi novio.
- Me gustaría que ella experimentara.
- Nos veremos pronto mi pequeña pervertida – me besó.
Se levantó, lo besó mientras le hacía una masturbación con la mano para que mi novio siguiera gimiendo y aun expulsando semen, mientras la seguí masturbando con sus dedos que entraban y salían; en un momento, Andrea, se arrodilló frente a él y se la comenzó a chupar, él gemía aún más fuerte y sus manos se apoyaron en la cabeza de ella para seguir el ritmo de la mamada.
- No te detengas – musió.
El ruido de la mamada era atrayente, tanto así, que me comencé a masturbar mirando cómo se la chupaban a mi novio. Él no se dio cuenta, sus ojos estaban cerrados y sus manos solo eran de Andrea.
- Chupa más rápido – me vendré otra vez.
- Hazlo, quiero seguir probándote – dijo ella en un momento.
Él se vino con más fuerza aún, su semen cayó en los senos de ella, la levantó y se besaron como nunca lo había hecho conmigo.
- Me gusta como follas – le dijo a mi novio – después podríamos follar nosotros dos, porque lo haces muy bien con esa boquita.
- Me encantaría – se ruborizó – porque esa erección es demasiado deliciosa.
Me vio que me estaba masturbando, cogió uno de mis senos y lo chupó para que me viniera. Fue el mejor orgasmo que tuve.
- Te veo pronto, preciosa.
Se vistió y salió del departamento. Ya nos volveríamos a ver. Mi novio se terminó de masturbar una última vez para que saliera todo; esa particularidad me encantaba y volvía loca, un hombre que es capaz de expulsar tanto líquido. Solo pensarlo me dan ganas de que hiciéramos el amor, otra vez.
Continuará...
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Fogosos deseos [COMPLETA]
Short StoryHistorias cortas fogosas y eróticas para pasar la cuarentena.