Capítulo 6 EMPATÍA (2da parte)

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DISCLAIMER: Los personajes de Naruto no son de mi propiedad, son del señor Masashi Kishimoto.

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Aclaraciones:

-Habla

- "recuerda"

- Piensa

- <<Genjutsu>>

Capítulo 6 
EMPATÍA (2da parte)

<< Sasuke caminaba por los pasillos de aquella mansión. Recorría con su mirada, donde sus doujutsu permanecían activos, pues en ese momento usaba la técnica que Itachi Uchiha realizó en él, para que viese el pasado de Madara e Izuna. Cuando se encontraron en batalla por primera vez y su odio hacia su hermano existía.

Vagando un poco por el lugar, fue entonces que después de unos paso más, encontró su objetivo.

Tenía quizás unos tres años, el cabello corto, con dos largos mechones a los lados que enmarcando su rostro y el flequillo recto. Sus ojos se veían grandes y brillantes, sus mejillas sonrojadas. Su imagen se le hizo... ¿Adorable?.

Ella caminaba algo cohibida como si buscara algo o alguien y la siguió por instinto, pues era el único motivo para estar allí.

Llegaron hasta el Dōjō de aquella mansión y observó cómo se asomaba, notando algo que la hizo esconderse de nuevo, pero sin dejar de mirar. Eso llamó la atención del Uchiha, quién se adelantó quedando a su lado en el umbral de la puerta.

Y frunció el ceño al darse cuenta a quien observaba.

Neji estaba ahí entrenando, tal vez tenía unos 5 años, pues se veía más alto que ella. A pesar de ser un niño sus cabellos yacían largos y no estaba solo. Sasuke sabía del hermano gemelo de Hiashi que había fallecido hace tiempo, había escuchado la historia de este por casualidad y en ese momento lo estaba viendo. Era el reflejo de Hiashi Hyūga pero difería en sus vestimentas y en la pañoleta con el emblema de Konoha que cubría su frente.

—Neji, es suficiente— dijo él Hyūga al ver a el cansancio de su hijo.

El pequeño se apoyó un poco sobre sus manos agotado, por el arduo entrenamiento que mantenía siempre con su padre.

—Todavía puedo seguir— dijo mientras se lanzaba contra su padre en una nueva oleada de patadas y puños hasta que fue derribado de nuevo.

—No seas terco Neji— le reprendió con delicadeza.

Sasuke debía admitir que a pesar de ser un simple mocoso tenía agallas. Y a su corta edad era muy bueno en sus entrenamientos, para ser oponente de un adulto.

—Hinata sama— una voz los distrajo ambos, de seguir apreciando aquel momento.

Reconoció bien esa voz, viendo salir a un joven de cabellos en punta de color café cenizo. Era Kō, quién vestía un Kimono oscuro.

Se acercó a la pequeña Hinata.

—Hinata sama ¿Qué hace usted aquí?— dijo en susurro.

Sasuke no se extrañó por la forma de hablar del Hyūga. Pues estaba tratando con una niña, pero por su linaje le debían respeto.

—Vamos Hinata sama, antes de que sus padres sepan que estuvo aquí— dijo jalando a la niña quién no dijo palabra alguna. Y se dejó llevar.

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