Mi pecado

CAPÍTULO 2 SEGUNDA PARTE.

N.A *El gran prodigio nace de una mente ingeniosa, y el ingenio surge en los momentos menos esperados.* M.C.

Me quedo embobado mirando al chico con la boca abierta, soy un peligro para cualquier bicho volador en este momento, como una planta carnívora.

No me doy cuenta de que ya se ha sentado a mi lado hasta que toma el auricular de mi mano para escuchar a Bob Marley.

Permanecemos así por lo menos tres canciones, sin decirnos nada, siendo solo Bob Marley, él y yo.

Suena el timbre para volver a clase, no quiero volver, me siento muy bien a su lado.

Es la primera vez desde el accidente que me siento cómodo con alguien, hasta me resulta familiar su presencia, como si siempre hubiese estado junto a mí.

Vuelve a sonar el timbre, segundo aviso. Hago un puchero en señal de descontento.

_¿No vas a clases? Pregunta.

_Sí, tengo que irme. Estoo, ¿gracias por la compañía?.

Es lo único que se me ocurre decir mientras agito mi mano en señal de despedida.

_Gracias a tí por tú amabilidad, hasta pronto!.

_Sí, claro! Hasta luego.

¿ Hasta luego?!!, ¿ Porqué le he dicho eso? No es como si nos fuésemos a volver a ver. ¿ No? O tal vez Sí?.
Murmuro para mí rascándome la nuca.

_¡Ouch!, Maldita sea!.

Siento un dolor punzante en mi pecho, me llevo la mano hasta dónde me duele mientras siento que mis piernas se vuelven blanditas, parece que voy a caer al suelo.
Pero antes de que mis rodillas toquen tierra unos brazos me sujetan en señal de apoyo.

_Abi, ¡¿que demonios?!
¡¿ Estás bien?!
Deberíamos ir a la enfermería.
Vamos, colabora un poco y apóyate en mí quieres!.
No sé si tu madre a hecho bien dejando que vuelvas estando aún delicado.

_¡¿ Y tú quién eres ?!!!
Digo desconcertado.

Aishhh de verdad que esto de la perdida de memoria me tiene aburrido, es como si hubiera cambiado de país, con la extraña diferencia de que todos me conocen.

_Es verdad, había olvidado que eres un carcamal con Alzheimer, jajajajaja.
Déja que me presente, soy Pablo y tú tienes el gran honor y buen gusto de ser mi mejor amigo.
Nos conocemos desde el jardín de niños, somos inseparables.
Bueno, eso es porque tú te has pegado a mí como una lapa! Jejeje.

Con gran agilidad, aquel chico me sube a su espalda sin darme tiempo a reaccionar, a juzgar por como se comporta, debe ser cierto todo lo que me cuenta, aunque aún no estoy convencido de que sea yo el que se le pegue como una lapa.

Digo, soy guapo y mi cuerpo está bastante bien, no creo que sea un marginado, a demás están todas esa chicas que me dan regalos.

Durante todo el camino a la enfermería, Pablo no dejó de hablar y sonreír.

Se empeñó en que tenía que hacerme un resumen de nuestra larga amistad, sin importarle si yo estaba interesado.

Dijo que él tenía todos los derechos y privilegios que se les otorga a los mejores amigos conmigo.

Me contó que desde que empezamos el jardín de infantes jamás nos habíamos separado. Colegio, instituto, campamentos de verano, la universidad... A todos lados siempre juntos.