Todos los días te traigo un café.
Expreso.
Te dejo mis notas.
Y las lees con el ceño fruncido.
Pero después se ablanda.
Y me dices;
“Te recuerdo”.
Pero no lo haces.
Alguna vez me prometiste que jamás me olvidarías.
Promesa rota.

Todos los días te traigo un café.
Expreso.
Te dejo mis notas.
Y las lees con el ceño fruncido.
Pero después se ablanda.
Y me dices;
“Te recuerdo”.
Pero no lo haces.
Alguna vez me prometiste que jamás me olvidarías.
Promesa rota.