LA DUQUESA DEL REY

Jhon y Samuel

Una vez que le explique a Ezequiel mi don, él se sentó en la silla pensando
- ¿y lo has tenido desde siempre? -pregunto Ezequiel
-SI así es, solo que nunca te lo dije porque lo tenía prohibido, espero y me entiendas- dije
-claro que lo entiendo, no te preocupes, solo que nunca creí que tuvieras ese don tan increíble, pero ahora que lo pienso eso explica porque tú fuiste duquesa y no Martin- dijo Ezequiel
En ese momento entro Martin a la habitación y dijo
-Rey, el señor Jhon ha llegado- dijo mi hermano
-Oh, ya voy- dijo Ezequiel- te veré después Bonnie-
Ezequiel me dejo y salió de la habitación al lado de Martin
Apenas el rey paso la puerta y esta se cerró, un gran sentimiento de culpa y tristeza me rodeo
Ya tenía 19 años, en menos de un año cumpliría 20, y tenía miedo que mis dos visiones se cumplieran, la primera mi visión de ser apartada del rey y acusada de traición y la segunda que intentaran matar al rey
Pero bueno, tenía que salir de la habitación antes de que me volviera loca, la soledad nunca fue conmigo, cuando estoy sola suelo pensar demasiado las cosas, Salí de la habitación y camine un rato por el castillo
Fui al único lugar, donde realmente me sentía segura, que era el jardín trasero, un jardín que yo mismo planté junto a mi padre
Estuve ahí no sé cuánto tiempo, hasta que un hombre me hablo, no por mi nombre si no de un modo más vulgar
-Señorita de cabello castaño, por favor dígame su nombre- dijo el hombre
Yo alcé mi mirada y lo vi, era un hombre de cabello negro y ojos del mismo color, el hombre estaba un poco apartado de mi así que tenía que hablar fuerte
- ¿disculpe?, ¿lo conozco? - pregunte
-no creo que me conozca- dijo el hombre- yo soy el duque Jhon Russell, de Inglaterra, y ¿usted?, ¿Cómo se llama señorita? -
Dijo el hombre acercándose a mi
-Yo soy la duquesa Alejandra Bonnie Lundgren-dije
-oh, usted es la gran Alejandra, se ha contado mucho de usted en muchos continentes, se dice que es la mujer más poderosa del mundo, que cuando usted era una niña logro guiar al rey Esteban a la victoria contra Francia, es toda una leyenda y una inspiración para cada niña e mujer del mundo, ¿me permite besar su mano? - dijo Jhon
-sí, si puedes besar mi mano- dije
Jhon tomo mi mano y la beso sin pensarlo dos beses, yo reí un poco, nunca nadie me había pedido permiso para besar mi mano
-Duquesa Alejandra, ¿podríamos comer un pequeño postre juntos?, me gustaría conocerla más- dijo Jhon
-claro, me gustaría mucho un pastel- dije sonriendo
Un poco después...
Estaba comiendo un pastel de chocolate, el cual estaba decorado con fresas, era deliciosos el pastel, pero lo mejor era la compañía
El duque Russell parecía ser un hombre muy divertido, era muy divertido hablar con él y por lo que me contaba parecía saber mucho del mundo, y a ver visto demasiado
-Bueno, bueno, eso fue lo más gracioso que me paso en la vida, sabes algún día tienes que ir conmigo a la india- dijo Jhon
-me encantaría ir con usted a conocer la india, pero tengo un deber que cumplir aquí, al lado de mi rey- dije
-oh, entiendo justamente como se siente eso- dijo Jhon
En ese momento a la mesa se acercó Samuel, Samuel Lundgren era el primo mayor, era más grande que mi hermano y se puede decir que el primero de toda la generación, él al igual que yo era un duque, pero no solo un duque también era un conde, el conde de Bilbao, para ser exacta
El duque Samuel, ya tenía dos hijos de 6 y 4 años, y también era el más odiado de todos nosotros
No solo yo, si no que muchos de nosotros desconfiábamos de Samuel, ya que sabíamos desde hace tiempo que él podría estar traicionando al rey, es por personas como el que las leyes secretas se crearon y que mi don se ocultó del resto del mundo
-Jhon, ¿ya conociste a mi primita? -dijo el duque Samuel
-Si ya lo conocí, es una gran mujer- dijo Jhon
-Si me imagino, espero no interrumpir, pero Jhon, el Rey nos llama de nuevo- dijo Samuel
-claro, Nos vemos después Duquesa Alejandra- dijo Jhon y se levantó para irse con Samuel... no sé porque, pero algo me decía que Jhon me metería en muchos problemas y tal vez era justamente eso lo que me atraía de él