Capítulo 9 Comienza el Entrenamiento ꪜ

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Todas las sacerdotisas junto a su respectivo caballero se encontraban en el coliseo a primera hora de la mañana, el sol aún no salía del todo, por lo que las jóvenes aún deseaban seguir metidas entre las suaves y cálidas sabanas, así que ganas de matar a los caballeros frente a ellas no les faltaban, sin embargo ellas mismas habían aceptado aquello por ende debían cumplir.

— Bueno, al menos sigue algo nublado —habló Kari en un intento de alegrar el ambiente.

— Tan tranquilo... que podría seguir durmiendo —soltó Rin quien no paraba de bostezar y desperezarse

— Aún no entiendo porque debemos usar nuestra vestimenta de sacerdotisas —Hiruda no parecía muy convencida con aquella idea, pero ahí estaban todas perfectamente vestidas.

— Eso es porque durante una batalla te moverás con tu vestimenta, más no con ropa normal —le explicó Saga como si fuera lo más tonto que le hubieran preguntado

— Ciertamente... —afirmó Arley a un costado— no me gusta despertarme temprano, pero si tengo semejante vista no podría perdérmela —canturreó en dirección a los demás caballeros que estaban sin sus armaduras— cuerpos tallados por los mismos dioses

— ¿Acaso vas a ver músculos durante todo el entrenamiento? —inquirió Ainhoa sin importancia.

— Amiga mía, ¡hay ciertos placeres que solo puedes dártelos una vez en la vida! —respondió Arley con una gran sonrisa, además de darle unas palmaditas en la espalda.

— Vaya, vaya —susurró divertida Evelyn— ciertamente hoy es un buen día para estirar las piernas —añadió haciendo algunos estiramientos, mientras sus dos compañeros le observaban fijamente

— No entendió ¿verdad? —inquirió Arley sorprendida

— No, ella no es como tú —se limitó en responder Ainhoa

— Buenos días... — saludó Jenn con una expresión que demostraba cansancio

— ¡Amiga! ¿qué te sucedió? ¿noche de acción? —inquirió Arley sin dejar de observarla de cerca

— Nada de eso, simplemente que un idiota pervertido no dejaba de ir a darme vueltas —respondió algo ofuscada por la repentina cercanía.

— Por idiota ¿te refieres a Milo? —inquirió Kanon de brazos cruzados.

— ¿Eres adivino? —inquirió la joven sarcástica

— Mi don es reconocer esa clase de hombres, y lio se destaca por ello —soltó Kanon con una sonrisa de lado, mientras Jenn suspiraba exhausta.

— Traje té y dulces para que degustemos una vez que finalicemos —habló Elizabeth quien venía en compañía de Shaka, su aura de tranquilidad les confortó a todas

— ¡Elizabeth, eres un ángel! —soltó Arley haciendo varias reverencias como si se tratara de Buda.

— Parece que ya están todas —habló Shion observando a todos— entonces comenzaremos.

Shion pidió a cada una de las sacerdotisas agruparse con su protector y atar una de sus manos con la de su pareja al igual que sus pies, a pesar que no entendían el "porque" de aquello, decidieron que era mejor hacerlo sin causar problemas o quejas tontas, una vez que todo estuvo listo con algo de dificultad se alinearon en orden esperando que Shion les indicara que realizar a continuación.

— Bien, lo primero es comprobar que tal es su resistencia, ya que no siempre podrán depender de sus poderes, sino de su capacidad para moverse rápido y analizar la situación —soltó Shion junto a Kari— todos los caballeros incluyéndome hemos pasado por una serie de varios entrenamientos, por lo tanto lo primero que haremos será correr veinte vueltas por todo el coliseo, claro sin desatar sus manos o pies —ordenó

𝙎𝙖𝙞𝙣𝙩 𝙎𝙚𝙞𝙮𝙖 - 𝙎𝙖𝙘𝙧𝙞𝙛𝙞𝙘𝙞𝙤 𝙙𝙚 𝙎𝙖𝙣𝙜𝙧𝙚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora