Frío

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Aquella mirada que sus ojos portaba era gélida como el hielo del Ártico e imposible de penetrar y yo, lo único que queria era que se abriese en canal ante mi, mostrando su interior tal y como era.

Demostrandome la persona que realmente podía llegar a ser.

Pero todo eso solo me demostró que me había enamorado del rey del hielo.

Una persona fría, calculadora y de hojalata, incapaz de mostrar compasión por nada ni nadie, y aquien solo le importaba aquello que a él podía dañar.

La situación era esta: uno frente al otro, su mirada helada penetrando en mis huesos y una pelea, con la que ambos nos habíamos rotos en mil pedazos, partiendonos el corazón.

Puede que en realidad no estuviesemos tan enamorados, o simplemente que no hubiesemos dado todo durante el poco tiempo que al final estuvimos juntos, pero, definitivamente, esta no era la mejor forma de terminar, por lo que me armé de valor e intente acercarme de nuevo, reduciendo la distancia a lo que solo obtuve de nuevo, su gélida mirada.

Un paso, otro más y otro hasta que finalmente pude tocar su mano para comprobar el terreno y poder entrelazarla con la mía.

Extrañamente, me dejó, lo que hizo que tuviese una pizca de esperanza, que se desvaneció nuevamente cuando su boca se abrió sin antes dejarme hablar y demostrarle que se equivocaba, para soltar esas palabras, que calaron tan hondo en mí, como un gran jarrón de agua calando todo mi cuerpo, definitivamente me hicieron alejarme lo más rápido posible del lugar, de los recuerdos y de todo él, esas palabras que terminaron destrozando hasta el más mínimo ápice de esperanza y confianza en mi interior, esas palabras tan claras, que aún recuerdo perfectamente.

-Olvidate de mi, no podemos con esto, ya no te quiero.

Y, tras ello soltó mi mano dejándome ir sin volver la vista atrás ni un solo segundo.

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