Estaba frustrado por tres cosas; Número uno; no poder follar. Dos; no poder pelear. Y tres; el enano hizo terminar la fiesta y ahora estaba sentado en el sillón con su mejor amigo moviendose en el regazo de otro chico.
¿Por qué se divierte y él no?
─Pelotudo de mierda ─Susurró y miró de reojo al nombrado, que estaba con una bolsa de basura y agarraba las cosas en el piso para tirarlas.
─A-ah... ─Gimieron al lado suyo.
Nam hizo una mueca de asco y se levantó, llendo a una mesa repleta de forros, vasos de plástico, bebida tirada, y lo más importante; packs de cervezas abiertos. Agarró una, y se dió la vuelta, apoyandose en la mesa, mientras le daba un sorvo y veía al enano sentarse en una silla.
No sabe si fué la cerveza caliente o el pene marcado en el pantalón del enano que lo hizo escupir la bebida alcohólica. Lo pensó, y si, definitivamente era la segunda ¿Por qué mierda le estaba viendo el pito a un hombre?
Dejando la lata de cerveza en la mesa se acercó a su amigo, mirando hacia otro lado, se aclaró la garganta para llamar su atención. Lo hizo dos veces más y se cansó.
Se encaminó hacia la puerta y la abrió.
─¡Me llamás cuando no estés ocupado!
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Como había llegado, se había dormido.
Baba en boca y mejilla. Piel caliente y respiración ajitada. Boca abierta y ojos cerrados. Boca abajo, con pelo alborotado y parado... eso no era lo único parado en él.
─Nam-nam... ─Aquellas uñas hechas y largas se enredaron en aquellas hebras, tironeando hacia arriba.
Apretó la almohada con las manos, empujando con su cadera más contra el conchón, mordiéndose el labio.
Sus grandes y morenas manos viajaron por la silueta de la mujer hacia abajo, llegando a los muslos, y apretando estos, sintiendo en el tacto de la piel suave de la chica con su áspero toque.
Separó un poco más sus piernas y empezó a mover la cadera en círculos, respirando hondo cuando su pene hacia contacto contra la sábana.
Dejando de lado los muslos, posó cada mano en cada lado de la cabeza de la mujer, mirándola a los ojos, mientras que movia sensualmente su cadera.
Agarró con ojos cerrados la almohada que estaba al lado suyo para posicionarla debajo suyo, ahogando un gemido contra la almohada cuando sintió como se almoldaba a su virilidad.
─Mierda ─Jadeó y estiró el cuello, queriendo tener el cuello de alguien para lamerlo y chuparlo.
Fuertes embestidas eran ejecutadas por el único que tenia pene en la habitación, encorvandose un poco para lamerle la mandíbula a la mujer, dando mordiscos al final.
