Parte sin título I

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IV
[Nagano, Enero 5, 2007]

Hoy fue un dia particularmente frío en esta solitaria cabaña junto al lago de hielo azul oscuro[exactamente como eran tus ojos].
Hoy hizo más frío que de costumbre.Nevó por la mañana, y al mediodía la ausencia del Sol se llevó la poca luz que aún había en tu ventana.
[Porque sigue siendo TU ventana).
Cuando volvía de cortar la leña para tostar las almendras que jamás comías, pero que tanto te alegraban con su aroma íntimo y fugaz, recordé los días previos a nuestra huída.

Cuatro años llevaba ya ahogándome en el lago cenagoso de tus besos, duros pero indispensables, como aquel último trago de sake que alegra[llevándose las penas como el viento], de tanto en tanto, la garganta de un viejo.
Cuatro largos años escondiendo la vergüenza atroz de ser tu amante.
Fingiendo[en realidad fingía?...]que te odiaba, maldiciendo tu nombre bajo el Sol.
Pero, cuando asomaba la Luna...y más aún si su creciente trágico se orientaba con sus cuernos prestos a clavarse en mi pecho...todo lo olvidaba...todo lo dejaba...y corría a tus brazos!...
No sé por cuánto tiempo me sumergía en tus besos antes de dejarme caer para recibir la adorada carga de tu cuerpo en el mío, bebiendo de tu urgencia de macho perpetuamente en celo, saboreando la amargura que llevabas en cada gota de tu ser, trasegada en sudor, en vaharadas que se escapaban por tus poros, calientes mensajes que tu sangre maldita enviaba secretamente a la mía.
Y me gustaba repetir y gritar tu nombre simple, breve, escueto como tu vida y como la extraña austeridad que te rodeaba.
En tu casa, la casa del hijo de una de las castas más nobles y antiguas del país, no había ningún lujo superfluo:sólo una discreta, modesta sencillez.Una mesa, dos o tres sillas, el diván...Tu lecho, y un gran espejo de luna entera.Nada más.
Tu cuarto de ensayo, con tus papeles de música revueltos en el piso, y un ventanal que daba a ninguna parte.
Sólo eso...y tú.
Para qué más?

Yo he visto mil veces cómo preparabas, con tus propias manos, tu sencilla comida:un trozo de carne, pan, algo de vino.Un sorbo de sake para decir adiós al dia, un café, un cigarrillo...
Me maravillaba tu sencillez casi espartana, más aún sabiendo que, para muchos, eras una estrella que congregaba a miles de fanáticos que vivían colgados de la Luna creciente que llevabas a la espalda, frenéticamente asidos de la correa que amarraba tus piernas, adorándote...Como yo.

[ Como yo?...No!!!...JAMÁS COMO YO!!!)

Aquella noche previa al tiempo de nuestra huída fuiste particularmente cruel.El dolor y el placer se fundían en mí con cada embestida de tu urgencia, de tu precipitado viaje hacia cada uno de tus brutales espasmos, que te agitaban y me sacudian en un paroxismo de bestialidad y de gloria.
Locura, desesperación y plenitud.
El territorio más oscuro de la angustia.
Fuiste cruel, cruel hasta hacer brotar mi sangre, mis lágrimas, las llagas en carne viva de mi amor, sin ningun tipo de piedad...

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UN INVIERNO EN NAGANO (Nagano no fuyu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora