Pokemon Mundo Misterioso Restart

Capitulo 1: ¿Amnesia? ¡La misteriosa Gardevoir!

[Editado y Corregido 22/11/2020]

El océano ardía en llamas. En un lugar lejano del Mar Infinito, al noreste del Gran Continente. Se libraba una batalla colosal. Dos poderosos Pokémon, dioses del mundo castigaban la osadía y la insensatez de una poderosa emperatriz, que se atrevió a desafiar a los dioses.

Ella cayó al mar, salvada por el último sacrificio de su fiel guardián. Bendecida por su matrona celeste, una diosa menor de la Luna. Su alma fue transformada y su espíritu renacido para que no pudieran hallarla de nuevo.

Las violentas olas de la tormenta la arrastraron hasta las costas de un reino continental. Donde su nuevo destino, estaba por comenzar.

Leyenda de la Emperatriz Escarlata

[...]

La tormenta no arreciaba. Era verano y no se suponía que debería haber lluvias tan violentas. Había algo sobrenatural en el aire, el palpitar vivo de una entidad legendaria. Un joven Buizel miraba la tormenta desde su "escondite secreto" en una cueva oculta bajo el borde del acantilado.

Siempre le había gustado la lluvia y aún más la tormenta, sentía una extraña conexión cuando presenciaba el poder de los elementos. El cielo gris completamente oscurecido y furioso mar golpeando sin piedad el malecón de piedra y el pobre muelle de madera del pueblo doblándose con la presión y con sus únicos cinco barcos balanceándose.

Fantaseaba con las aventuras que tendría el día que finalmente pudiese partir hacia la capital y convertirse en un verdadero aventurero. Cumpliendo misiones y haciendo felices a todos. Era su sueño desde que era muy pequeño.

Aunque su madre no le dejaría ir, no mientras lo siguiera viendo como un pequeño Buizel. Pero ya tenía la edad suficiente y aún no había evolucionado a Floatzel. Ya le habían explicado que era porque no luchaba lo suficiente. Las prácticas no contaban.

Marco era un buen luchador, había sido entrenado por su abuelo. Que fue un gran aventurero en su juventud errante en los lejanos reinos más allá de las salvajes Montañas Dragoon en el oeste. Pese a que sus habilidades para el combate eran excepcionales y ya había demostrado que era el mejor combatiente joven de su aldea, aún no había evolucionado. La idea no dejaba de rondar en su cabeza, ser como su abuelo y su madre.

A la distancia, un relámpago rompió el violento sonido del mar embravecido. Marco se levantó de un salto, gritando mientras rugía el trueno.

— ¡Quiero evolucionar ya! ¡Dioses del Mar! ¡Denme una señal! —pero solo tuvo el silencio como respuesta. Marco exhaló desanimado —. Bueno, eso será suficiente —dijo sarcástico.

Listo para bajar entre las rocas y volver a casa, un resplandor le dio justo en los ojos. Miró al mar y notó un pequeño brillo verde, pequeño y lejano entre las rocas, débil pero visible.

Marco se asomó al borde de la cueva, haciendo visera con sus pequeñas manos por encima de sus ojos para ver mejor.

Arrastrado por las olas se veía algo. Una gran capa roja se arrastraba alrededor de la luz, enredada en los peñascos. Por un segundo, creyó haber visto un Pokémon.

Dejó de pensarlo y se arrojó al mar. Sabía cómo saltar perfectamente desde su escondite, así que lo hizo, evitando las afiladas rocas ocultas. En un santiamén había alcanzado la tela en mitad de las olas. En efecto, un Pokémon extraño de forma humanoide estaba aferrado a la roca, aunque parecía inconsciente. Solo habían escuchado de ellas a través de las historias de su abuelo, aquel era un Pokémon psíquico de gran poder, una Gardevoir.

—"Como sea" —pensó agarrándole lo mejor que podía, pues la misterioso Pokémon le doblaba en tamaño—. "Vaya que eres ligera"

Sin poder sumergirse, el mar salado le zarandeó un montón de veces. El mar prácticamente los escupió sobre la arena clara de la playa. Marco reaccionó rápido y arrastró al misterioso Pokémon fuera de la orilla.