El lector hasta ahora ya debe de saber cómo es la relación entre los antiguos enemigos. Los seres humanos son complicados y lleva convivencia para cambiar sus sentimientos. Por lo que de formas micrométrica abre de presentarle algunos de los momentos en los que a Jefferson se le presento la oportunidad de conocer mejor a Hamilton.
Era una mañana relativamente normal. El sureño llegaba a su oficina y pacientemente espera le irrupción de Hamilton en su oficina con alguna nueva idea o con algo que arreglar, mas eso no ocurrió. Asi que Jefferson esperó y esperó y esperó. El virginiano llevaba ya dos horas ininterrumpidas de trabajo hasta que la ausencia del latino se le hiso insoportable. Quería verlo, la soledad de su oficina le aburría, por lo que emprendió el camino en su búsqueda. Después de dos vueltas completas del piso decidió preguntarle a Burr. Este le informó el chico se había tomado el día de baja dado a una fiebre.
Rendido Jefferson regresó a su oficina. No fue hasta ahora que se percató de cuanto se había habituado a la presencia del chico. Se sentía como si algo le faltase. Jefferson se propuso entonces trabajar y una vez terminado iría a ver al enfermo. El día paso largo y tortuoso. Los días que pasaba con Alexander eran tan divertidos que no se daba cuenta de cómo volaba el tiempo.
Al llegar las cinco el sureño salió volando de su prisión con aire acondicionado en dirección a la salida. Por alguna razón estaba impaciente de ver a Hamilton. Por otro lado también le preocupaba bastante el asunto de su enfermedad por lo que no podía esperar. Al llegar al edificio se quedó mirando por un tiempo.
''¿En que piso vivía el enano?''
Jefferson no tenía ni la más remota idea de cuál de los apartamentos era el de Hamilton. Obviamente no iba a darse por vencido asi que opto por la única solución posible. Jefferson estaba por comenzar el clásico proceso del puerta a puerta en hasta dar con el apartamento del chico. Sin embargo muchos toques no tuvo que dar. En la mismísima primera puerta a la que tocó le indicaron donde vivía el chico pero eso no es lo más raro. Los japoneses que le abrieron la puerta sabían quién era.
- ¿Tú eres Jefferson-san verdad? – pregunto el pequeño anciano.
- Si. ¿Cómo lo supo?
- El joven Hamilton nos habla bastante de usted. Se alegrara de saber que vino a verle.
- ¿Usted cree?
- Definitivamente. – Le indicó la esposa del anciano – Ahora adelante joven.
Jefferson empezó a alejarse no sin antes escuchar a la anciana decir ''kawaii, que linda ship''. Sin entender nada y sin hacerse preguntas se dirigió al departamento del chico. Subir escaleras no era lo suyo suerte suya que el piso del mulato que era el segundo. Camino por el pasillo hasta dar con 2B y toco. En lo que esperaba se escuchaban voces riendo. Una niña de unos 16 años le abrió la puerta. Ambos se miraron sin entender lo que estaba pasando. No se conocían y no entendían la relación del otro con Alexander. Este análisis duró hasta que la voz Hamilton se hizo presente desde el pasillo.
- ¿Samanta quién es? – preguntó en español.
- No sé, un tipo muy alto y de cabello rizado. – Gritó la muchacha en respuesta.
Del cuarto se escuchó un ruido sordo que alertó a los dos presentes quienes sin más tardar se precipitaron a la habitación de caribeño. Al llegar se encontraron con el chico cabeza abajo. Los pies aun en cama y la cabeza pegada el suelo. Los recién llegados a fuerza de conocer la excentricidad del chico no dudaron en reír del joven mientras este se elevaba refunfuñado.
- Lo que te hubiera costado ayudarme – menciono Hamilton en intención a la chica. Ignorando completamente la presencia del sureño hasta que este mismo decidió hacerse notar.
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¿Por qué no? ||Jamilton|| (Cancelado y puesto en adopción)
FanfictionNo habían pasado más de 30min de conocerse y ya creían odiarse. -¡Inmigrante! -¡Retrasado! -¡Connard! -¡Fils de pute! -¡Palo della luce mal vestito! -¡No hables en chino enano! - ¡Hah! Primo, el chino no es un idioma. Secondo, los idiomas de china s...