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YoonGi estaba confundido al punto de estar molesto.

JiMin esperó por él después de subir con la botella de vino a la cubierta, sirvió dos copas y le dio una, estaba a punto de dar el primer sorbo y YoonGi no podía mentir, quería preguntarle si le gustaba, si quizás por algún pequeño milagro notaba que era una de las mejores botellas de su colección, pero no llego siquiera a eso. Alguien llamó a JiMin y este lo abandonó como si ya no tuviera interés en hablar con él después de ser él quien se esforzó por llamar su atención y tentar su paciencia.

¿Cómo podía existir alguien como Park JiMin? Era insólito.

YoonGi terminó recorriendo la cubierta solo, JiMin estaba rodeado de un grupo mixto de personas, damas con lindos vestidos sueltos perfectos para subir a un barco y caballeros con ropa formal y sonrisas vivaces. Al final él también fue abordado por los invitados; grandes discursos para felicitarlo, frases demasiado extensas, sonrisas demasiado grandes.

Negó con la cabeza obligándose a sí mismo a dejar de prestarle atención, se perdió en el atardecer y sorbió de su copa que a pesar de ser un vino exquisito solo le recordaba a aquella persona cuya atención tenía una dudable durabilidad.

En algún momento se rindió, cuando la noche comenzó a caer y todos estaban por irse, con su cuerpo ya manchado por la noche y la mirada no tan brillante como a la luz del sol en alto, Jimin comenzó a subir para llegar a su lado junto al timón del barco donde YoonGi estaba usando la baranda como asiento.

—Capitán—saludó, todavía con ese descaro enmarcado en sus labios carmesí y su sonrisa más pequeña quizás por sonreír toda la tarde a todos aquellos invitados.

YoonGi entrecerró los ojos.

—No sabía que fueras tan social—comentó, su noto venenoso era palpable, pero JiMin lo evadió fácilmente como parecía evadir todo aquello que no llamase su atención.

—No lo soy, a ellos no les interesa hablar conmigo —YoonGi no podría decir si su tono de voz era triste o solo pensativo, pero no le gustaba aquella expresión en su rostro—A ellos les divierte una persona extraña y resulta mi querido capitán que a donde sea que voy siempre me llevo ese lugar—tomó la botella que YoonGi tenía junto a él y se sirvió sin preguntar en la copa de champagne que descansaba en su mano.

—Entonces solo deberías ignorarlos—farfulló, no entendía porque los toleraba si le molestaba hacerlo, él nunca se tomó tal molestia, las personas susurraban a su alrededor "es un hombre callado, cerrado, extraño, poco interesante, malhumorado, etc" nunca le afectó.

— ¿Todos ustedes piensan que soy un extraño? No es algo que yo deba solucionar, si de verdad quisiera prestar atención a esos detalles me harían la vida imposible y entonces ¿Para qué vivir? ¿No es así? —Había una nota acusadora en aquella frase, YoonGi comenzó a juzgarse a sí mismo, porque él también se refería a JiMin como alguien extraño y no podía contradecir aquello, solo sentirse culpable porque incluso si nunca lo dijo en voz alta él también pertenecía a aquel grupo de idiotas que tanto le molestaban y apenas se daba cuenta.

Si tuviera que usar una palabra para describir a JiMin; extraño, habría sido también su primera opción.

—Eso está bien capitán, no lo pienses demasiado—JiMin hiso un puchero, incluso en esa situación intentaba consolar a YoonGi y cuando quien necesitaba ser animado era el, YoonGi no podía entender a Park JiMin, siempre que pensaba que comenzaba a hacerlo este sacaba un nuevo rasgo y lo hacía perderse de nuevo.

—¿Sabes porque es bueno? Cuando tengamos que irnos, no habrá que extrañar.

— ¿Te vas? No puedes irte, te lo dije, solo deberías ignorarlos—YoonGi no entendía por qué de pronto se sentía molesto, quizás JiMin era un cobarde, quizás no se sentía cómodo estando ahí y en vez de cambiar la situación prefería marcharse.

Bad Taste [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora