III A UN DÍA DE ENTRAR A CLASES

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Desperté y miré a mi alrededor, no recordaba en donde estaba; era lunes por la mañana y llegaba un exquisito olor a café. Me levanté de la cama, en la noche había dejado a un costado un par de pantuflas nuevas color azul turquesa, uno de mis colores favoritos; me las coloqué de manera lenta puesto que me encontraba un poco adormilado.

Tenía demasiadas ganas de hablar con mis padres, me enviaron a México sin celular y de todas formas no habría podido hablar con ellos, era un peligro contactarlos. Salí de mi habitación dispuesto a ver a mi nueva familia, bajé las escaleras y me encontré con mi tío Géronimo que venía llegando.

- ¡Buenos días! - exclamó con gran gusto, venía con unos papeles dentro de un folder en la mano derecha.

- ¡Buenos días tío! - contesté con alegría.

- Vengo llegando de tú nueva escuela, se encuentra a la vuelta. Es pequeña pero lograrás acostumbrarte - me comentó mientras movía el folder.

- Okay, ¿lograste convenserlos? - respondí con una cara de preocupación, seguramente.

- ¿De qué? - dijo sorprendido.

- De que soy Nathan Bolton, que tú y mi tía son mis padres, y que acabamos de mudarnos de Inglaterra - contesté con un poco de desesperación.

- ¡claro!, les entregué el papeleo necesario, no debes preocuparte de nada, sólo actúa como Nathan Bolton - agregó, tratando de calmarme.

En eso mi tía nos llamó para que fuéramos a desayunar, había preparado café para los tres y unos deliciosos huevos revueltos con jamón. Mi tío hacía parecer las cosas demasiado fáciles, pero cuando me preguntaran de mi vida, ¿qué contestaría?...

Comencé a desayunar mientras ideaba todo tipo de respuestas a la pregunta anterior, mañana sería mi primer día de clases. Mi tía sacó el tema de su trabajo, resulta que trabaja de martes a viernes en el turno vespertino y ahora por tenerme a mí, pedirá trabajar medio tiempo.

La idea me agradó mucho, era la mejor noticia que había recibido en ésta mañana. Mi tía por lo que comentó no trabaja muy lejos de aquí, el hecho de que fuera chef me emocionaba mucho, tan sólo imaginaba las delicias que me mandaría de launch.

Terminando el desayuno, me alisté para ir de compras al supermercado por todos los útiles que necesitaría mañana. Esto de los supermercados es una novedad para mi, no tenía idea de que fueran así; compramos muchísimas cosas, nuestro carrito del super estaba a punto de desbordarse. Por si no lo saben, las compras me emocionan mucho, especialmente cuando todo es para mí.

Mañana iría con ropa civil, no me gustan los uniformes, me recuerdan a cuando me tenían que vestir en el castillo muy elegante, era muy incómodo porque las telas eran tan rígidas, que no podía ni levantar el brazo.
Guardé en mi mochila todo lo que compramos, después de eso me puse a ver un maratón de películas de Harry Potter con mis tíos, una de mis películas e historias favoritas.

Me identificaba con su historia en estos momentos, no estaba con mis padres, vivía con mis tíos aunque, no son odiosos como los de él y no tenía certeza de lo que pasaba conmigo y de donde venía.
Compramos palomitas de maíz, de esas que vienen como en bolsita y que debes meter al microondas, es un gran invento!!!!.
Tenían un sofá cama enorme color naranja, donde pude recostarme con facilidad; en el castillo nunca podía desparramarme a mi gusto sobre cualquier sillón o silla, debía guardar siempre una buena postura, una postura de príncipe.
Logramos soportar despiertos hasta la película 4, "Harry Potter y el cáliz de fuego". Ya eran las 10 pm, debía ir a la cama para mañana entrar demasiado temprano a la escuela. Por la cena no me preocupé, había comido palomitas hasta reventar y sentía que iba a volar de lo lleno que estaba.
Despedí de beso a mis tíos, mañana iríamos todos a nuestras actividades; acordamos que me despertarían ( la idea de los despertadores no me agrada mucho).

Encubierto En La EscuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora