~4. Actriz de emociones~

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Jueves, 1 semana después.

Las luces se apagaron lentamente mientras las tres chicas entonaban la última nota de Undisclosed Desires. El público estalló en aplausos y vítores mientras se despedían, dejando paso a la música ambiente.

Sinceramente Javy había tomado una decisión arriesgada al escoger música rock  pero parecía funcionar bastante bien entre los londinenses jóvenes que llegaban al pub un ratito, después de trabajar. Javy sonrió dese la barra mientras Sam, Mai y Eva se iban, aunque solo un milisegundo antes de volver a servir platos y bebidas con agilidad.

~

Samantha guardó su guitarra con rapidez, dejándola una vez más en la pequeña sala que tenían para prepararse. Era antes una pequeña despensa que Javy les dejó para los descansos entre actuaciones, aunque luego se convirtió en su lugar de hablar y jugar a las cartas en verano, después de ensayar por supuesto. Se pasaban allí tardes y tardes encerradas con tres miseras sillas y motas de polvo hasta que un día Maialen propuso remodelarlo.

Las tres se pusieron manos a la obra. Trajeron un sillón, un sofá, una mesa, un pequeño armario y por supuesto, un espejo. Por último, Eva tuvo la idea de que cada una pintara una pared.

La suya era obviamente la que destacaba, con un precioso escenario marino, un barco hundido y una sirena con un tridente. El de Maialen tampoco se quedaba atrás. Aunque no tan talentoso, la chica consiguió hacer diferentes flores y un pajarillo amarillo en el centro, con una rosa en el pico. Y bueno... el de Samantha ahí estaba, una especie de intrincada estrella hecha con líneas negras entrelazadas. Odiaba haber elegido algo tan crudo pero tenía miedo de no saber dibujar una flor o una sirena así que era simple pero eficaz.

-¿Hoy tampoco te quedas?- La voz de Maialen le sacó de sus pensamientos. La chica estaba con Eva en la puerta de la habitación.
-Eh, no. Es que estoy bastante cansada y mañana trabajo todo el día.- Maialen la miró con el ceño fruncido mientras Samantha se colocaba el abrigo. Pero lo intentó de nuevo, con un tono de voz más emocionado que antes.

-Oye Sam, quizá te viene bien despejarte un poco. Podemos ir a algún sitio a pasear al lado del río o algo así, si quieres. -
-Qué va Mai, ni te rayes de verdad, que necesito descansar-
-¿Ni si te lo pido por favor?-  Samantha sonrió al ver la carita de Mai rogándole. Negó con la cabeza.

-Pasado mañana podemos ir de fiesta-habló Eva esta vez. Samantha se colocó la bufanda y comprobó que tenía el móvil.
-Uf, es que estoy un poco cansada de fiestas Eva- se quejó Mai. - ¿Y una película? Van a sacar una de miedo muy guay. -
-¡Ni de coña Mai que me muero!- contradijo Eva. Maialen soltó una pequeña risa.
- No me digas que te dan miedo- se burló con una sonrisa. - Bueno pues vamos a dar un paseo simplemente.-
-Por mi bien. ¿Tú que piensas Sa-? - Eva calló al ver que Samantha ya había huido por la puerta. Maialen miró a Eva y esta asintió.
-A mi también me tiene preocupada-murmuró.
-¿Quizá necesita estar sola?- sugirió Eva.
-Ojalá sea eso-

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Samantha salió de la puerta de atrás del pub y se encendió un cigarrillo. Caminó con calma hasta la calle principal en la que había algunas personas paseando y otras en la puerta del pub charlando y fumando. Notó una mano en el hombro y  dio un salto exclamando un insulto.
-Perdona- sonrió la voz más calmada que había escuchado nunca.

Samantha sonrió instintivamente al verla mientras se escondía más en su bufanda.
-¿Viniste a la actuación? - Anaju asintió con los ojos clavados en ella.
-Pero veo que he llegado tarde.-
-¡No, no! Casi mejor porque vaya mierda he hecho hoy- La luz de las farolas iluminaba la escena tenuemente y Samantha no pudo mas que pensar que Anaju seguía teniendo unos rasgos preciosos.
-Creo que no te apetece mucho ver a nadie, te dejo mejor- apuntó Anaju, leyéndola perfectamente.
-No, no. Perdona porque llevo mal día. De hecho, estaba pensando en que podríamos ir a un bar o algo así. - lanzó Samantha con convicción. Anaju arqueó una ceja sopesándolo.
-Quizá hoy no, pero te dejo mi número si quieres y quedamos otro día- "Surrealista, esto está siendo surrealista" pensó Samantha mientras sacaba el móvil. Pero antes de dárselo, Samantha soltó lo que le llevaba tiempo quemando la garganta.
-Anaju, tendremos que hablar tarde o temprano-
-¿Es necesario? - rebatió Anaju, con un tono de indiferencia. Samantha se rascó el cuello y desvío la pregunta, algo cohibida. - Venga, va.-
-Bien porque la verdad es que se te echaba de menos.-

Mientras las dos chicas hablaban, la puerta de atrás del pub se volvió a abrir.
-Vaya Eva, creo que no es que quisiera estar sola- "Es que no quería estar con nosotras."

~

De camino a su casa Anaju no podía de pensar en esa conversación, sin saber si había malgastado una bala o había ganado otra oportunidad. Ese "Se te echa de menos" implica muchas cosas. Lo primero es que no le hacía parecer tan expuesta aunque al final decía lo mismo pero... ¿Cómo le iba a echar de menos? ¿Acaso era tonta? Definitivamente era demasiado ingenua. Aunque Anaju no se acababa de fiar, era imposible que le tuviera 0 resquemor.

De lo que dudaba más era de lo que querían cada una conseguir con aquello. Anaju creía saberlo por un momento pero al siguiente analizaba la forma en la que la trataba y se desvanecía, reprendiéndose a sí misma. Quizá no tendría que haber ido a ese estúpido pub, ahora solo tenía problemas y heridas abiertas.

Se bajó del coche, abrió la verja de su pequeño jardín delantero y luego la puerta de su casa con cansancio.
-¡Hola amor, ya he llegado!- pronunció mientras se quitaba el abrigo. No recibió ninguna respuesta así que se acercó al salón donde estaba la TV puesta y su novio totalmente dormido acurrucado en el sofá. Sonrió con ternura al verle totalmente despeinado y con la boca abierta. Se acercó, dándole un pequeño beso en la frente y el se desperezó.
-Hola-murmuró Anaju con voz suave.
-Buenas noches cariño.- respondió Hugo con una sonrisa y la voz ronca.-¿Qué tal te ha ido el día? -
-Mucho ensayo y poco más. ¿Y tú? ¿Alguna canción nueva?-
-Bua un pedazo de tema que te va a encantar- respondió emocionado. Anaju se tumbó con él fundiéndose en un abrazo. - Mañana podemos ir a cenar- propuso Hugo.
-Solo si vamos al italiano de siempre-
-Trato hecho-

~

Anaju se duchó y deambuló por la casa un rato antes de irse a la habitación, dónde Hugo ya estaba durmiendo. La verdad es que lo que era dormir se le daba bastante bien. Al revisar el móvil se encontró un único mensaje, el que Samantha le había escrito para comprobar que era el número correcto.

Eran unas pocas letras sin sentido que Anaju todavía no había leído, a pesar de que se lo había escrito en directo. Apagó el móvil y se retorció en la cama intentando dormirse, con nulo resultado.

Su mente no paraba de dar vueltas. Miró al techo, notando como los ojos se le llenaban de lágrimas. No iba a quedar con ella, no podía arriesgarse a quedarse sola de nuevo. Se levantó y fue al baño.

Se lavó la cara con furia y luego observó su reflejo, con el rostro hinchado por las lágrimas, el pelo revuelto y facciones desesperadas. Cómo podía ser tan débil. Cómo sucumbía tan rápido. Quería deshacerse de aquella imagen, no podía dejar que nadie la viera así.

Los cristales rotos llenaron el suelo del baño, cortando los pies de Anaju.

Podría mentir, diciendo que no tenía miedo. Pero claro, eso era difícil si mientras que intentaba tranquilizar a Hugo y se curaba y vendaba la mano derecha, miedo era todo lo que sentía.

¿Que clase de actriz era si perdía el control de sus emociones de esa manera?








Quería daros las gracias a todas la personas que comentáis y votais, me anima muchísimo a seguir escribiendo.

Y bueno, dejo mi Twitter por aquí por si a alguien le interesa @albacoffe

Muchos abrazos y ojalá os esté gustando💛


All I wanna hear you say {Samaju} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora