Esta historia podría sonar como cualquier relato cliché en donde el chico más popular del instituto se enamora del chico con las mejores notas de todo el curso, sin embargo el miedo, el amor, el odio, el rencor, las apariencias y la humillación será...
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El silencio reinaba el lugar, lo único apenas audible eran los bolígrafos haciendo contacto con la superficie de las hojas, el reloj corriendo y los pasos del profesor, el examen de matemática había comenzado y a diferencia del día anterior Wooyoung lo estaba realizando con la fluidez a la que estaba tan acostumbrado, media hora fue suficiente para poder terminar la prueba y notar, como de costumbre que era el primero en haber terminado.
Sonrió orgulloso al saber que no había perdido su toque, al final San no estaba tan equivocado y le gustó tomar un respiro del estudio, la tarde anterior comieron tranquilos y hablaron un poco de todo antes de comenzar a estudiar, Wooyoung descubrió que el mayor amaba cantar tanto como jugar voleibol, Wooyoung por su parte le contó uno de sus secretos, su gran amor por el baile.
San por su parte estaba realmente sorprendido, durante todo el examen no paraba de pensar en la tarde anterior, realmente le gustaba pasar tiempo con el menor. Una sonrisa se dibujo en su rostro mientras contestaba el ultimo problema del examen, imaginando al rubio bailando solo para él, aquello se había vuelto un pequeño sueño para el pelinegro y ahora se estaba volviendo uno de sus objetivos, ver al rubio bailar.
El timbre tocó dando por terminada la prueba todos le dieron el papel al profesor y esperaron a la siguiente clase, pero San no pasaría sus diez minutos libres sentado como sus demás compañeros, eso no, iba ver al rubio como era de costumbre.
-Oye, ¿a dónde vas? -Mingi, desde su asiento, lo sostuvo del brazo antes de cruzar el umbral de la puerta.
-¿Te importa? -San se safó de su agarre- Voy a buscar a alguien.
-¿A alguien? -reiteró Mingi en un tono más burlista.
-Déjalo, de seguro se irá con el tal Wooyoung ese. -Yunho habló desde su lugar.
San iba a seguir con su camino, pero Mingi volvió a hablar.
-San, ten cuidado, dicen que ese chico pertenece al otro lado. -San paró al instante- ya sabes, su mejor amigo es pareja del traidor de Seonghwa.
San pensó en las palabras de su amigo por un momento pensando en aquél nombre que hace tanto no escuchaba, Park Seonghwa... su ex mejor amigo, quien ahora era uno de los amigos más cercanos del rubio, que irónico.
A veces el destino sorprendía demasiado a San, hace tan solo dos años atrás este había cortado contacto con el mayor luego de que este no aceptara el hecho de que San se estaba volviendo una estrella en el instituto, dejando al otro de lado y concentrándose en cosas más importantes que en una amistad la cual había formado desde la niñez, viendo al contrario como un obstáculo entre su popularidad.
Exacto absurdo, egoísta e inmaduro eso estaba más que evidente, lo que Choi no sabía era que sus decisiones fueron las causantes de aquella grieta en esa hermosa amistad o tal vez si lo sabía pero nunca quiso aceptarlo, sin embargo el chico no lo veía de esa manera, lo veía más como un Seonghwa celoso y envidioso de su éxito, Yunho y Mingi lo hicieron ver la vida de una forma distinta luego de cortar lazos con el mayor, cosa por la que San estaba completamente agradecido, vivió todo aquello a lo que Seonghwa lo limitaba y regañaba constantemente por, según él, ir tan rápido.
Claro, meses después de su pelea todo el instituto se había enterado que el príncipe de la institución Park Seonghwa le gustaban los chicos y como pareja tenía a un chico de grado inferior de cabello castaño y según decían las chicas "Era como un muñeco Ken en la vida real" de igual forma nunca le volvió a prestar atención a esos asuntos y continuó manteniendo su reputación y reinado entre los estudiantes, manteniendo aquello hasta la actualidad.
-¡Oigan chicos! -los tres susodichos volvieron a ver a la chica de cabellos rojos tambaleando sus caderas, Mingi le sonrió- Este viernes hay fiesta en mi casa, ya saben donde queda obvio, -dejó salir una risa tímida mientras jugaba con su largo cabello y le guiñaba un ojo a Mingi, era claro que en ese momento Yunho y yo estábamos sobrando por completo- Ah y pueden llevar lo que quieran de tomar y a quien gusten invitar es completamente bienvenido.
-Gracias Lisa, de seguro estaremos ahí. -Yunho y yo simplemente asentimos ante las palabras del peli-azul.
-Bueno, ya me voy. -dije listo para continuar con mi objetivo principal, pero antes de poder dar algún pasó más el profesor de Filosofía ya había vuelto, dando por finalizado el pequeño descanso.
Mingi y Yunho se rieron a lo bajo luego de escuchar mi pequeña maldición, caminé hasta mi lugar y miré hacia la ventana cansado, sin embargo la clase de educación física había dado inicio también y logré ver como el lindo rubio se encontraba calentando, tal vez esta clase no sería tan aburrida como acostumbraba después de todo.
