La "fiebre" de Bruce

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A pesar de que la mansión contaba con más habitaciones y salas que el exponencial de todos aquellos que la habitaban, siempre solían estar todos en el mismo lugar por más irracional que esto pudiera parecer. ¿Y cual era la razón por la cual preferir estar a un lado de tu hermano en el sofá que pasear por los jardines de árboles frutales, nadar en la piscina, jugar en la cancha de tennis, tomar el sol, o disfrutar del gimnasio? Para los hermanos Wayne, al igual que para cualquier otro niño criado sin lujos, ya no tenían ni un interés en ello después de haber gozado como locos, dementes y desquiciados, de las instalaciones de la mansión en sus primeros años de residencia, y aquello incluía al mismo Damian Wayne.

Después de su merienda, a las nueve de la noche, Bruce decidió despejar su mente un rato viendo televisión en el sofá, después de todo, eran contadas las veces que lo había hecho. El hombre se acomodó con su taza de café en las manos y comenzó a apretujar el botón del control remoto en busca de algo que llamara su atención, hasta que se detuvo en un programa de restauración de automóviles.

Nostálgicos recuerdos le traía de cuando recién comenzó con la modificación y mejora del motor del auto de sus sueños, que después se convertiría en su apreciado batimovil. Disfrutaba ver la televisión en silencio, muy a diferencia de otros cuantos, pero esto no duró por mucho tiempo. Tim, quien iba hacia a la cocina por un bocadillo, desvió sus pasos para dirigirse con Bruce. Le era tan extraño ver al adinerado fuera de su recámara en horas que no son para desayunar, comer o cenar.

—¿Que ves?—. A pesar de que era más que evidente, preguntó para romper el hielo.

—Esto —contesta —no sé ni como se llama el programa.

—¿Puedo quedarme un rato?

—Solo si traes unos bocadillos —dice él, a lo que Tim no lo piensa dos veces para ir a la cocina, pero Bruce le detiene tras soltar una risa.

—Es broma, siéntate.

—¿Dónde está Tim? —se escuchó la voz de Dick acercándose a la vez giraba para todos lados buscándole con la mirada, hasta que al fin lo encontró—, ¡hey, acá está!

En ese momento Dick, Jason y Damian llegaron a sentarse a un lado de ambos.

—¿Por que te fuiste? —reclamó Todd al instante —Damian se acabó tus chocolates.

—¡Damian, por qué hiciste eso! —exclamó el tercer Robin girando en ese instante al hermano menor.

Bruce soltó un largo suspiro a la vez que se esforzaba por escuchar la tele.

—¡Mejor explícame por qué los dejaste a mi alcance si ya sabes cómo soy!

—Chicos, bajen el volumen —pidió de la manera más amable el patriarca.

—De cualquier forma, tienes aún reservas en tu habitación, Tim —habló Dick bajando la voz.

—De hecho no es así —interrumpió Jason —la vez que te quedaste dormido, Damian y yo nos repartimos el resto de chocolates.— Y cambiando abruptamente de tema, el segundo Robin volteó hacia la pantalla para exclamar, borrando todo rastro de su anterior comentario —¡Bruce está viendo el dúo mecánico!

Damian soltó una carcajada que sonó más fuerte de lo que hubiera querido.

En ese instante el hombre apagó la televisión. Los chicos cerraron la boca al ver una vez más como le habían colmado la paciencia.

—¿Ahora si van a dejarme ver la tele en paz?

—¡Pero queremos ver la tele contigo! —reclamó Damian—. ¡Enciéndela!

Batfamily en CuarentenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora