Un dolor punzante en la cabeza me levantó. La luz ya entraba por la ventana y mi cuerpo sabía el pedo que llevé esa noche.
-Mmmm... que dolor de cabeza.-
Me levanté despacio y lo primero que vi fue a Marcos tirado en el suelo.
Ese chico necesitaba más horas de sueño para eliminar tanto alcohol...Bajé las escaleras en busca de Sara pero no la vi por ningún lado. El olor a azufre aún seguía en mi ropa, pero era muy raro todo. No había gente en la casa excepto Marcos tirado en el suelo de la habitación.
Entré en una de las salas de abajo y un flash back me vino a la cabeza. Recordé meterme en el armario con un chico y sentir ese olor a azufre.
Abrí el armario en busca de alguna pista pero solo estaba mi mejor amiga dormida.¿Qué había ocurrido esa noche?
-Mmmm-
-Anda si sigues viva- Dije levantando la mano de Sara.
Esta la dejó caer y se quejó.-Déjame dormir más. -
-Necesito una aspirina, me duele la cabeza.-
Sara abrió los ojos y me fulminó con la mirada. Se levantó con cuidado y se fue en busca de la aspirina.
......
-¿Pero cuanto se tarda en buscar una aspirina?- Fui en busca de mi mejor amiga y me la encontré en suelo del baño durmiendo sobre la taza de bater.
-¡¡Sara!!-
-Si, si. Presente.- Dijo incorporándose.
Ambas nos miramos y comenzamos a reír.
-Déjame darme una ducha primero.- Dejó la aspirina encima del lavabo y la tomé con un poco de agua.
-¿Y yo? Huelo a azufre todavía. ¡Oye! ¿Tienes algún incienso de azufre en el armario de abajo?-
-¿Azufre? Pues si que ibas borracha.- Dijo metiéndose en la ducha. - Si quieres, puedes usar el baño de mi habitación.-
No podía más con ese olor impregnado en mi ropa. Cerré la puerta del baño y me fui al de su habitación.
Marcos aún dormía como un cerdito así que no me importó.
Me metí al baño y dejé correr el agua para llenar la bañera. El vapor ya se iba notando, los espejos se habían empañado y el ambiente se sentía pesado.
Me introduje en el agua y cerré los ojos. Intentaba recordar que pasó esa noche.
Bebí, jugué a la botella y... ¡Mi lengua! Cuando me metí con ese tal Simon en el armario, la lengua me sangraba. La moví, la giré, la toqué, pero ya no me dolía.El olor a azufre volvió y está vez era más fuerte. ¿Sería que el olor de la ropa se había unido al vapor que recorría esa habitación? Introduje mi cabeza bajo el agua y al sacarla abrí los ojos. Una sombra con dos puntos rojos me miraba desde la esquina.
Sentí como algo me tiraba hacia abajo y me introdujo bajo el agua. No podía sacar la cabeza por más que pataleara.¿Qué era eso que tiraba de mi? Debajo del agua no veía nada.Estaba quedándome sin oxígeno cuando me vino a la mente un recuerdo pasado. Era mi abuela, yo era pequeña y estábamos en mi habitación. Ella... Me daba un colgante y esos ojos rojos de la ventana de desvanecian.
Oi un golpe y alguien me sacó del agua.
-¡Estas loca! ¿Que hacías en la bañera que por poco te ahogas?- Era Marcos quien estaba a mi lado. Cogió una toalla y me envolvió en ella, me había visto desnuda pero en ese momento no me importaba, aún seguía petrificada, paralizada por esos puntos rojos, ojos, que me miraban.
-Ya está, tranquila.- Dijo llevándome a la cama. Me sentó y se arrodilló. - ¿Qué te ha pasado? -
¿Cómo ibas explicárselo? He visto algo que me intentaba ahogar pero no se que era. Pff... Si se lo cuento el psiquiatrico me espera a la vuelta de la esquina.
-Yo... Me habré mareado. ¿Cómo me has salvado, si estabas dormido?-
-Empecé a sentir algo mojado y cuando me levanté el agua se salía del baño.-
Miré al suelo y era cierto, estaba empapado. Sería cuando intentaba forzajear para salir de la bañera.
-Necesito mi colgante.- Me acordé de mi abuela. Ella me dijo que si llevaba su colgante nada podía acecharme. Ni esos ojos rojos que volví a ver tras tantos años.
-¿En eso piensas ahora? -
-Me tranquiliza.- Dije entre pucheros. Era mi mejor amigo pero no iba a decirle la verdad, no ahora.
Marcos se levantó y se puso a buscarlo.
-Creo recordar que estaba en el joyero de Sara.-
Marcos lo cogió y me lo puso.
-¿Mejor? - Preguntó acariciando mi mejilla.
-Gracias.- Ya estaba algo más tranquila, pero aún me preguntaba que sería lo que me atacó. Demasiado alcohol creo yo...
Me quedé un rato sobre el hombro de Marcos cuando mi cabeza me recordó que estaba desnuda.-¡Fuera!- Dije empujandole.
-¿Q.. Qué te pasa ahora?-
-Estoy desnuda.- Dije tapandome lo que podía con la toalla que llevaba. Más pequeña no podía haberla elegido...
-Yo... Lo siento.- Marcos estaba rojo como un tomate. Se puso de pie y se marchó lo antes posible.
Y yo... Yo me tiré a la cama.
El olor a azufre había desaparecido y eso me tranquilizó._________
Una vez ya arreglada, bajé en busca de esos dos llamados mejores amigos.
Estaban recogiendo el desastre de anoche. Me remangue y me puse a ayudar.-¿Repetimos?- Preguntó Sara. Marcos y yo nos miramos pensando lo mismo. Cogimos unos cojines que había en el suelo y se los tiramos a la cara.
-¡Oyeeee!-
Nos reímos a carcajadas de su cara.
No recordaba mucho de la noche y casi me matan hacía unas horas, pero me sentía agusto de estar con ellos.Tardamos bastante entre tirar toda la basura, ordenar la casa y limpiar. Una vez ya habíamos acabado Marcos me acercó a casa.
-Gracias.- Dije acercándome a él. Me dio un beso en la mejilla y entré.
Mamá estaba en la puerta del salón esperandome.
-¿Qué tal la pijamada? - Preguntó arqueado una ceja.
Me había pillado. Estaba muerta, sacrificada... sería la cena de esa noche.-¿Bien?-
-Anda, tira para tu habitación.-
Sin mirar atrás subí las escaleras y me metí en mi cuarto. Me tumbé en la cama y me puse a mirar el collar de la abuela. Al rato noté como me quedaba dormida.
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Atada al destino
Science FictionAmelia es una chica tranquila y hundida en sus libros. Cuando era pequeña veía cosas que otros no podían, sus padres no le hicieron mucho caso y lo tomaron como algo normal para su edad. Su abuela, la única que la guió a controlar sus miedos, muer...