Capitulo 1

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Diez años después...

-Amelia, ¿has recogido tu cuarto?-

-Lo haré luego mamá.- Cogí la mochila y bajé las escaleras para dirigirme a la puerta de casa.

Antes de salir mi madre me puso una bufanda y me dio una palmada para que saliera.

-Ahora si cariño. Han dicho las noticias que las temperaturas bajarían hoy.-

-Siiii mamaaa.- Dije arrastrando las palabras y lanzando un beso con la mano. -Yo también te quiero.-

Para que os hagáis a la idea:

Mi nombre es Amelia Henderson, hija única de una familia con altos cargos económicos.
Mi padre es empresario y mi madre cirujana general del hospital y yo... yo aún no sé qué voy a hacer con mi vida. Tengo 19 años y estudio filología. Sí, filología.

Todos me indican que camino debo tomar pero mi abuela no. Mi abuela suele decir que sea feliz aunque el dinero no venga conmigo.
La quiero mucho.

-¡Amelia!- Gritó alguien detrás de mi. Me giré y vi a Marcos, mi mejor amigo.

-Marcos, ¿dónde vas?-

-A casa de Sara.-

-Yo también.- Dije confusa.

-¿Qué estará tramando?- Dijimos a la vez.

Llegamos a la casa de Sara. Una casa igual que la mía, pero dos manzanas más abajo.

-Din, don.- Sonó el timbre una y otra vez hasta que la madre de Sara abrió la puerta.

-Buenas tardes señora Wembley.- Dijo Marcos haciendo una reverencia.

-Marcos te tengo dicho que me llames Diana.- Dijo revolviendo el pelo de Marcos.

-Hola Diana.- Entré y la di un abrazo. -Mi segundo remolino.- Dijo besando mi frente.

La madre de Sara era como una segunda madre. Desde muy pequeñas, Sara y yo pasábamos los días jugando en mi casa mientras muestras madres tomaban café.

-¿Y yo?- Preguntó Marcos haciendo pucheros.

-El hombre de la casa.- Respondió abrazandolo. -Sara está en su habitación.- Cogimos nuestras cosas y subimos corriendo a su cuarto.

-Sara.- Dije al entrar. Esta estaba tumbada en su cama con el portátil y los cascos.

-Entrar y cerrar la puerta.- Se incorporó y cerró el ordenador.

Eché el pestillo y me tumbé a su lado.

-¿Qué tramas?-

-Mis padres se van a un viaje de negocios esta tarde.- Dijo mirando a Marcos.

-¿Casa sola?- Pregunté.

-Casa sola.- Dijo agarrando nuestras manos. -He invitado a los de la uni.- Dijo con ojos de cordero.

-No.- Dije frustrada.
Sara y yo íbamos a la misma universidad. Estudiamos Historia de Arte juntas en la misma clase, rodeadas de imbéciles. -Tia, no me caen bien.-

-Estarás conmigo.- Dijo aún con pucheros.

-Vaaale.-

-Mujeres...- Marcos abrió el portátil y puso música.
Después cogió mi mano y me levantó para bailar. Los tres nos conocíamos desde la guardería y para mi era como un hermano.

Atada al destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora