Capitulo 1

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La noche estaba fría, tanto que incluso el crudo viento atravesaba sus huesos causándole un estremecimiento en el cuerpo. Las calles estaban desoladas, y ni un alma se le atravesaba por su camino. Miró su reloj de muñeca y frunció el ceño al ver que eran pasadas de las dos de la mañana. Se metió las manos en los bolsillos y se dirigió con fastidio hacia el lugar que pisaba de vez en cuando. Pensar que a esta hora estaría de lo más cómodo acostado en su cama, descansando luego de un agobiante turno de trabajo. De hecho, estaba a punto de irse a dormir. Si tan solo no hubiese contestado la llamada del teléfono de su departamento, no hubiese tomado las llaves de su auto con apuro y no estaría aquí.

Dio un suspiro hondo, apretó las manos en puños y se llenó de valor. Finalmente ingresó.

. . .

Apenas cruzó la puerta se quitó el abrigo que llevaba puesto y dejo su maletín en el sillón del cálido departamento. Se recostó cansado y estiró su cabeza hacia atrás. Como se le antojaba tomar una cerveza para mitigar la sed que atacaba su garganta. Unos segundos después, su nariz fue capaz de percibir el exquisito olor que provenía de la cocina. También escuchó el típico sonido del sartén friendo algo. Su esposo cocinaba exquisito. Se saboreó los labios e incluso un poco de saliva comenzó a formarse en la boca al pensar cual sería la cena que su esposo prepararía esta noche.

-Steve, ¿llegaste? – preguntó una voz desde la cocina.

-Así es, amor- dijo el rubio levantándose del sillón para ir a saludar a su esposo.

Steve ingresó a la cocina y lo vio frente al sartén. Su esposo usaba un delantal para protegerse la suciedad que generaba la labor de la cocina. Siempre cuidando perfectamente su ropa. Era un tanto maniaco en ese sentido. Aún recuerda la vez en que accidentalmente manchó su camisa favorita con un poco de café. Anthony había puesto un grito al cielo al ver que la mancha no salía.

-Me alegro de que llegaras- dijo Tony sin quitarle la vista a la comida- ya está casi listo.

-Pero que afortunado soy- contestó Steve abrazando por detrás a su esposo y depositando un suave beso en el cuello- ¿Qué cosa rica me preparaste hoy?

-No te hagas grandes expectativas, Steve- dijo el castaño girándose y para saludar a su recién llegado esposo con un beso en la mejilla- solo es un salteado de verduras.

-Tú sabes que amo tu salteado de verduras.

Tony sonrió y se giró nuevamente para seguir cocinando. Sin embargo, Steve no tenía las mismas intenciones que el más bajo. Introdujo suavemente sus manos en el suéter que traía puesto y comenzó a acariciar con suavidad la sensible piel de su esposo.

-Steve, para- dijo Tony quitándole las manos de encima- ¿no ves que estoy cocinando? Tienes que comer.

-Pues, yo preferiría que mi comida fuera otra cosa- respondió el más alto con picardía.

Estiró sus labios acercándolos a los de Tony y apretándolo contra su cuerpo lo besó fervientemente. Los labios de Tony eran tan suaves y dulces. Eran un vicio para su persona.

Fue entonces cuando un golpe en su cabeza rompió la apasionada atmósfera. Tony se separó con una cuchara de palo en las manos. Mientras que Steve se sobaba el área en donde lo había golpeado.

-Tonto, eso es para el postre- dijo el castaño guiñendole un ojo- así que mejor pon la mesa ¿quieres?

Steve sonrió tontamente con un ligero sonrojo en sus mejillas. Entonces como buen esclavo, siguió las órdenes de Tony. En cuanto ya la tuvo lista, regresó hacia la cocina viendo como el castaño sacaba los platos para servir. Entonces escuchó:

Viviendo con nuestro pesarWhere stories live. Discover now