Capitulo 3

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Los ojos desorbitados de Tony trataban de identificar el lugar que parecía ser su casa. Era difícil hacerlo cuando estaba ebrio y más aún cuando era plena noche. Retiró el cinturón y sintiéndose algo mareado trató de abrir la puerta del auto. Sin embargo, antes de poder apenas tocar la manilla, Steve ya había abierto la puerta por completo. Ayudó a Tony a salir del asiento, no dieron ni siquiera dos pasos cuando este se soltó de su agarre bruscamente.

-Gracias por venir a dejarme- dijo cortante- pero será mejor que te vayas.

-No creo que puedas ni subir las escaleras por ti mismo.

-No estoy tan ebrio, Steve.

El rubio observó como el cuerpo tambaleante de Tony llegó hasta la puerta principal. Lo siguió y se apoyó en la pared junto a la puerta, mientras veía como el castaño buscaba algo entre sus bolsillos. Las palmas de Tony tocaron todos los bolsillos de su pantalón sin encontrar rastro de lo que buscaba. Buscaron en los bolsillos delanteros, traseros, también en los de su abrigo, pero no había nada. Nada más que su billetera.

-Maldición- dijo Tony recargando su frente en la puerta de madera.

-¿Qué ocurre?

El investigador dijo algo que a Steve le pareció inaudible, luego comenzó a escuchar el rosario de improperios por parte del castaño.

-Tony- llamó Steve.

El nombrado suspiró y contestó.

-Olvide traer las llaves.

Steve chasqueó los labios y comenzó a buscar sus llaves. ¿Por qué no se sentía sorprendido con lo anterior?

-Tienes que ser más precavido, Tony- dijo Steve tomando su respectivo juego de llaves y colocó la indicada en la cerradura.

La puerta de la casa se abrió y Tony quien no se había despegado de la puerta cayó de cara al suelo. El rubio rápidamente fue a socorrerlo.

-¿Estás bien?

Tony no contestó. Ante ello, Steve pasó su brazo derecho por la cintura del hombre más bajo y pasó su brazo por alrededor de su cuello. Entonces emprendió su camino hacia las escaleras.

. . .

Steve olía el exquisito tocino que su esposo preparaba para el desayuno. Se acercó a la cocina y lo observó de espaldas vigilando el sartén. Siendo cuidadoso con su caminar, el rubio se acercó al castaño y lo abrazó por detrás. Tony ni se inmutó, él sabía que su esposo llevaba algunos minutos observándolo. Su atrayente aroma lo había delatado.

Duke, quien miraba a Steve con la lengua afuera, se acercó a él en busca de cariño. Steve rascó su cabeza satisfaciendo al perro.

-No te me vayas a subir ¿sí? -advirtió Steve al perro- buen chico.

-Pareces un psicópata observándome de esa manera, Steve -dijo Tony de manera burlesca.

-¿Tan evidente fui?-preguntó Steve mientras habría la puerta del patio para que Duke pudiera salir a hacer sus necesidades.

-Oh Steve, eres demasiado notorio- dijo Tony besándolo rápidamente en la mejilla- por cierto, te ves guapo hoy, pero tienes la corbata chueca. Tantos años anudándote una corbata y todavía no te quedan bien.

-Para eso estas, amor- dijo Steve posando sus brazos en la cintura del castaño y atrayéndolo hacia su cuerpo- para que arregles mis desperfectos.

-Aprovechado de que todavía no termino con la comida- dijo Tony acomodando bien la corbata -ve a despertar a Peter, el desayuno ya está listo.

Viviendo con nuestro pesarWhere stories live. Discover now