5.

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Minho estaba de muy malhumor, acababa de despertarse después de una buena noche y su noona ya le estaba pidiendo que la acompañase a hacer no sé qué cosa.

— ¡Vístete rápido Minho! —La mujer acomodaba la cama del pequeño mientras este se vestía desganado, al parecer tampoco iba a desayunar ese día.

—Es temprano —lloriqueó el pequeño cuando su abuela perdió la paciencia y lo terminó de vestir ella.

—Son las doce del mediodía Minho, deberíamos estar almorzando —lo regañó antes de irse del cuarto cerrando con fuerza la puerta. Minho pataleó tomando a Jisung entre sus brazos antes de bajar a la entrada a toda velocidad.

Su abuela estaba mirando su reloj de bolsillo impaciente, y recién en ese momento tuvo curiosidad de la razón tras todo el revuelo. No dijo nada, solo siguió a su abuela desde cerca mientras caminaban rápidamente hacia quién sabe dónde. Miraba las casas y árboles sin reconocer bien el lugar, sabía que eran los barrios más humildes, pero no entendía por qué su abuela lo llevaba hasta allí.

Se detuvieron de golpe frente a una casa que se veía muy descuidada, su abuela lo tomó de la mano y cruzaron la calle, parándose mirando hacia la casa. Minho frunció el ceño y miró a su abuela.

— ¿Qué pasa noona? —Cuestionó, preocupado. La mujer sonrió.

—Solo mira, Minho —Habló ella, antes de que por la esquina donde ellos habían venido apareciera una pareja de chicos que Minho recordaba.

Ambos chicos se detuvieron en la casa que antes habían visto y Minho frunció el ceño.

— ¿Quién es el chico que va con el tipo de pelo negro? —Cuestionó viendo como el chico castaño tocaba la puerta dubitativo.

—Ese chico, llamado Hyunjin, me robó y tuve que hacerle un favor no pedido para que hallara su lugar en el mundo junto a Kim Seungmin —Young Mi observó con una sonrisa cuando Hyunjin fue abrazado por sus amigos—. De algún modo me hizo pensar en ti, en lo que podía pasarte si no te hallabas rápido —Minho parpadeó rápidamente, tratando de entender, y abrazó aún más fuerte a Jisung.

Hyunjin y Seungmin entraron a la casa, y Young Mi se aplaudió orgullosa.

— ¿Entonces él ya no es un niño malo? —Cuestionó Minho, mientras peinaba a su peluche —A Hannie no le gusta la gente mala —murmuró, recordando lo que había ocurrido con Jackson y Mark. Young Mi rió y comenzó a caminar, llevándolo de la mano.

—Para nada Minho, él nunca lo fue —aclaró, chasqueando sus dedos. Minho se encegueció por unos segundos antes de recuperar la vista y darse cuenta de que ya estaba de vuelta en su casa.

— ¿Entonces? —Cuestionó el pequeñín, queriendo entender.

—Él no era malo en realidad. Perdió a sus amigos por enceguecerse en su dolor, y se dejó llevar por el mal camino —Young Mi abrió la puerta de la casa y aplaudió. Los muebles se estremecieron y un libro salió volando de la estantería, camino a la cocina.

— ¡Era tonto! Encima que tenía amigos —Minho gruñe con su ceño fruncido mientras deja a Jisung sobre el sofá.

Por su cabecita no se podía pasar la idea de teniendo amigos alguien se pudiera sentir solo, le parecía una falta de respeto, algo de alguien muy tonto.

—No seas así Minho, tú también tienes amigos, tienes a Jisung —Lo regañó Young Mi, mirando a Jisung de reojo. Debía tener cuidado de lo que su nieto podía decir.

—No es lo mismo —balbuceó Minho, mirando el suelo. Young Mi entrecerró los ojos.

— ¿Por qué? —Inquirió mientras le señalaba a los objetos de la cocina lo que debían hacer.

—Porque tú hiciste a Jisung, él...él es solo un peluche. No es un amigo, él está conmigo porque está obligado. Él no es... —Un trozo de pan aterrizó en la boca del pequeño y noona suspiró aliviada.

—Ve arriba mientras hago el almuerzo —Ordenó la mujer, y Minho asintió comiendo mientras subía al cuarto.

Young Mi miró a Jisung haciendo una mueca, tenía un mal presentimiento.

Cuando la noche cayó, Minho miraba tristemente por la ventana. Él no entendía como la gente con amigos tan buenos podía siquiera pensar en abandonarlos, en dejarlos por egoísmo. Le dolía, ojalá y el tuviera aunque sea un amigo de verdad, uno real.

Un sollozo se escapó de sus labios y refregó sus ojitos tragándose las ganas de llorar. Él era un niño fuerte, no tenía por qué hacerlo. Sacudió su cabeza, despejando los malos pensamientos, y salió del cuarto hacia la sala a buscar a Jisung. Quería jugar con él.

—Minho no me quiere —oyó a duras penas, y se detuvo de golpe en la mitad de la escalera. Frunciendo el ceño se acercó hasta la entrada de la sala.

—No es eso Jisung, él te quiere, pero necesita amigos de tiempo completo. Tú no tienes la culpa, pequeño —Young Mi acariciaba su cabello mientras le tendía un vaso con leche y galletas.

Jisung asintió y comenzó a tomar del vaso, en silencio.

Minho entró preocupado, no quería lastimarlo con sus palabras. Se sentía un niño malo por despreciar al pequeño rubio que tanto quería.

En cuanto lo vió, Jisung se levantó de golpe y abrazó a Minho de la cintura con fuerza, escondiendo su cabecita contra el pecho del gruñón. Young Mi sonrió saliendo del cuarto, y Minho correspondió el abrazo.

—Perdóname por no ser un buen amigo —lloriqueó Jisung, y Minho se sintió muy mal. Besó la cabecita del chiquillo en sus brazos y negó.

—No eres malo Jisung, eres muy buen amigo —Jisung lo miró a los ojos y sonrió secándose las lágrimas.

— ¿De verdad? —Jisung se veía feliz, y Minho asintió.

Su atención estaba totalmente fija en su dibujo para arte. Un peluche blanco rodeado de mariposas de papel había sido su elección, y la maestra lo elogiaba por la belleza del dibujo.

—Me gusta —Oyó a su lado, y se sorprendió de que no fuese la voz de la maestra. Se giró encontrándose a un chiquillo castaño sonriente.

— ¿Quién eres? —Cuestionó el pequeño gruñón, tapando su dibujo con la mano.

—Christopher Bang, aunque me gusta que mis amigos me digan Chan —Habló el sonriente niño a su lado.

"Trata de sonreír y ser simpático, Lee Know" recordó que le dijo Jisung la noche anterior, cuando le pidió consejos para hacer amigos.

— ¿Te puedo decir Chan? —Inquirió Minho.

— ¡Claro! Tú eres mi amigo ahora —Christopher saltó feliz en su lugar antes de sentarse en su asiento de vuelta, sonriéndole a Minho.

Minho tenía un nuevo amigo.

Y sin ayuda de su noona.

cuídαndσ α un níñσ dє pєluchє ♡━mínsung ↞αdαpтαcιóɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora