Capítulo 39

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—¿Qué hiciste?

El rugido de Zarek resonó por todo el lugar intentando obtener una respuesta de la guardiana.

—Su destino siempre fue morir —siseó fríamente.

Esas palabras hicieron que la sangre de Zarek hirviera en rabia, mientras sostenía a la joven inconsciente en sus brazos pero la magia en ella parecía apagarse lentamente como su respiración.

Estaba comenzando a desesperarse, él no podía hacer nada como magia y el hecho de verla cada vez más débil lo comenzó a quebrar dolorosamente en su interior.

Ya había perdido a Minerva, no soportaba la idea de perder a alguien quien amaba una segunda vez, sin pelear.

Sujeto fuertemente entre sus brazos intentando escuchar su corazón o intentando saber que aun respiraba pero cuando se dio cuenta la muchacha había dado su última exhalación.

Su cuerpo se tenso pero con suma delicadeza la deposito en el piso para pararse y enfrentarse a la guardiana.

Sacó su espada sin vacilar corrió hacia ella, la magia que lo atacaba era partida por su espada pues aquella mujer no trataba lastimarlo sin embargo él era diferente.

Se lanzó sin dudar dando sablazos certeros que apenas la guardia podía esquivar, él siempre fue el mejor luchador pero estaba perdiendo la razón así que la acorralaría hasta que le devolviera a Megan.

La guardiana lanzó una onda de energía para arrojarlo lejos sin embargo él rodo esquivándola antes de que su espada llegara a su garganta una onda los arrojo lejos a ambos haciéndolos chocar contra los muros.

La magia era de una tercera persona ajena a ellos.

Zarek busco de donde había salido esa magia pero lo que encontró, hizo que su sangre se helara bajo el temor.

Megan comenzó a caminar hacia ellos tranquila pero su cabello se había tornado totalmente morado brillante y sus ojos ardían como el sol.

Algo en él sabía que esa joven había dejado de ser su amada.

Reina de los ladronesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora