Capítulo 14

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Arac se marcho de mi cuarto sin decir nada más. De alguna manera solo logre sentarme en el sillón para lograr calmarme.

Si Zarek realmente solo amaba a Minerva y me obligaba a irme a Vlad tal vez podía escapar gracias a Arac.

Pensar en lo que paso hizo que mis mejillas ardieran y eso me daba miedo. No estaba segura si él quería hacer una vida normal junto a mí dejando a su rey a un lado.

Estaba agotada mentalmente, así que preferí hacer un descanso, aun no era hora de la cena así que intentaría calmarme hasta que Lena llegara para no hacer sospechar a nadie.

No supe cuando me quede dormida, pero cuando desperté estaba en mi cama.

Al reincorporarme vi una figura que estaba sentada en el sillón.

—Por fin despiertas.

La voz hizo que me congelara en mi sitió, sentía como el corazón casi se salía de su lugar.

—No te preocupes no voy hacer nada malo.

Intente tranquilizarme y me acerque con una reverencia, no me senté ni tampoco alce la mirada a él.

—Su Majestad —salude lo más tranquila que pude.

Un largo silencio se formo entre nosotros, Zarek no dijo nada hasta que se paro.

—Tome una decisión sobre ti.

Estaba asustada pero Arac me otorgo una leve esperanza, así que aceptaría lo que fuera que el rey tenía pensado para mí.

—Trabaja para el reino durante un mes.

Alce mis ojos hacia él sorprendida, no esperaba que aceptara mi petición.

—Por lo demás... aun estoy pensando cómo resolverlo.

—Gracias, Su Majestad.

Hice una reverencia amplia hacia él y le sonreí agradecida.

Los ojos grises me contemplaban desolados pero tranquilos.

—Te otorgare a uno de mis guardias para que te auxilie en tus tareas —anunció tranquilo—.¿Quieres algo en especial?

Me sorprendió que me pidiera mi opinión pero asentí.

—Agradecería si pudiera ayudarme Eren en mis tareas. Es el único con quien es fácil y rápido de trabajar, la información entre ambos es fluida.

No es que no quisiera trabajar con Arac pero no quería estar incomoda con él o que simplemente no lograra hacer mi cometido si pensaba en otras cosas.

Zarek asintió pensativo.

—De acuerdo, te daré un permiso especial y hare que Eren este contigo desde mañana. También espero un informe de tu parte todos los días.

—Sí, Su Majestad.

Mi sonrisa se hizo más grande, estaba agradecida que él me tuviera en cuenta.

Reina de los ladronesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora