t h r e e

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Wihyung y Jennie eran muy agradables en verdad, pero aunque lo hicieran reír o cuidaran bien de sus pequeños con todo el cariño del mundo, nada lo salvaba de llorar cada noche por Jungkook hasta el punto de no comer por lo desanimado y ansioso que estaba

Se levantaba, bañaba a sus cachorros uno por uno y luego los cambiaba, les daba de comer y trataba de jugar con ellos a pesar de lo triste que se sentía. Se la pasaba la mayoría del tiempo ocupado en el cuidado de sus cachorros que ni siquiera se preocupaba por él mismo. Sentía que sus fuerzas disminuían, su única razón de seguir eran Haneul, Hyesoo y Jeongeuk

Desde hace semanas ya, después de lo ocurrido, Taehyung no volvió a sentir nada y aquello le preocupó. Antes sentía su miedo, su dolor, pero ahora nada

Y todo era muy extraño, pues si su Alfa hubiese muerto, su marca se hubiese ido y él también hubiese muerto

Y seguía ahí

Aquello solo le daba un poco de esperanza, pero conforme a los días pasaban, solo disminuía.

Siempre que veía a sus cachorros jugar y reírse, se negaba a creer que tendría que criarlos él solo.

Taehyung se levantó del sofá y se encerró en el baño para llorar, llamando la atención de la Alfa y la Beta que jugaban con sus cachorros

El rubio se sentó en el suelo y cubrió su rostro con sus manos. En un recuerdo borroso, recordaba la sonrisa de Jungkook cuando nació Haneul, su sorpresa cuando tuvo a Hyesoo en sus brazos y sus ojos brillando cuando Jeongeuk apareció luego

Jungkook les tarareaba una canción antes de dormir. Les hablaba mientras dormían como si le entendieran, picaba sus narices, les gustaba olerlos porque tenían su aroma, los hacia reír hasta hacerlos mostrar sus encías, los cambiaba, bañaba, les daba de comer con paciencia y derrochaba amor en ellos.

Y aun así le sobraba para darle amor a él

Jungkook nunca se quiso separar de él luego de su embarazo. Amaba sus estrías, su gordura. Lo comprendía, lo acompañaba a todas partes y jamás, pero jamás, usó La Voz de Mando con él hasta que fue necesario

Jungkook era el Alfa tan hermoso, hábil y amable que siempre quiso. Nunca lo hizo sentir menos, lo respetaba, lo protegía con su vida y lo dejaba ser.

Y fue así incluso después de la muerte de su padre

Taehyung sollozó con fuerza. Era jodidamente perfecto

— ¿Taehyung? — Jennie tocó la puerta — vamos a ir al centro

— no voy — respondió este, secando su rostro mientras se levantaba del suelo

— no te pregunté si querías ir 

— estoy mareado — mintió Taehyung, lavando su rostro antes de abrirle la puerta

— si vienes, puedes conseguir algo que alivie tus mareos — respondió ella con una ligera sonrisa

Taehyung suspiró y abrió la puerta, asomándose a la sala para ver a sus pequeños.

— iré por mis cachorros — contestó él, acompañando a Jennie y a Wihyung al centro de "De Nadie"

"De nadie" era el nombre del pequeño pueblo donde Taehyung se encontraba ahora. Su nombre era algo curioso y muy literal. Aquellas tierras no le pertenecían a ningún reino en concreto, y hasta donde Taehyung recordaba en sus clases de cartografía, el limite hacia el este de Yagakima era el lago Yama.

My King II ᵏᵛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora