Apestas.

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Bonnica.









Los últimos gemidos del placer de la rubia y los gruñidos del castaño daban final al acto sexual realizado. Chica, quien estaba encima de Freddy, cansada, jadeo y se tiro al lado de el joven muchacho. Ambos se quedaron observando por un rato el techo en esa habitación oscura y lujosa con aire acondicionado, donde solo se oían los jadeos y respiración de ambos la mujer agregó una risa de satisfacción, feliz rodeo su brazo en el castaño, este no reaccionó para nada, no le importaba.

—Hacía mucho tiempo que no teníamos sexo, Freddy.—beso su mejilla.—No sabes cuanto extrañaba esto.

Solo suspiro, asintió y apartó el brazo de la contraria, sentándose al borde la cama, extendió su brazo para tomar una caja de cigarros, un mechero y en segundos empezó a fumar. Dejaba salir el humo, lo observaba con cierta melancolía mientras se disipaba.

—Creí que habías dejado de fumar.—comentó.—La última vez que nos vimos me lo dijiste.

—Sólo lo hago después de tener sexo con alguien.—contestó.—Esa vez tú y yo solo bebimos un poco, pero no hicimos nada.

—Ah, cierto.—susurro cabizbaja.—Aún así, me hubiese gustado hacerlo ese día.—se acercó a él y lo abrazo, acariciando su cuerpo.—Ese día... Y muchos más. Como hoy.

—Hoy solo fue algo casual.—se levantó, tomó su ropa y se vistió.—Como siempre.

Sí, así era siempre cada vez que estos dos se encontraban, solo un sexo casual, no había amor, sólo placer y deseo, un sentimiento de añoranza y anhelo de parte de Chica pero por Freddy no había nada más que ganas de quitarse esa calentura de encima. Solo es eso, sexo casual.

—Vas a desaparecer, de nuevo.

—Si.—dijo.—No sé de qué te sorprendes, sabes que siempre es así.

—¡P-pero...!

Ella se sobresalto, se detuvo a sí misma y lo que iba a decir. Freddy la miró.

—¿“Pero”?

—Yo pensé... Que tal vez-

—¿Podríamos volver juntos?—interrumpió.—No, eso no sucederá.—rió por lo bajo.—Ya no, ni en mil años.

—Aún después de todo lo que hemos hecho...

—Chica, es solo sexo casual.—repitió.—Si no quieres hacerlo, no me importa, hay más mujeres haya afuera.—dijo.—La única que cree que podemos volver a tener algo más íntimo eres tú.

Ella chasqueo sus labios, molesta.

—Nos vemos.—abrió la puerta.—Si es que nos volvemos a ver.

Freddy salió y cerró la puerta, al mismo tiempo una almohada la golpeó. Chica, enojada por haber oído la realidad del asunto, lanzó esa almohada pero fue en vano solo llegó hasta la puerta. Ella apretó sus dientes de la histeria, casi rompiendolos.

—¡Vete al diablo, Freddy Fazbear!—vocifero en un intento de saciar su ira.

Pero no funcionó.

Se contrajo así misma y se abrazó; sola en la habitación oscura, en ese silencio eterno, agarró las sábanas apretandolas con fuerza, consumida por la ira golpeó su cabeza contra el colchón y lo presionó contra este mismo. Poco a poco empezó a retomar la calma, sabiendo que es inútil enojarse por eso. Sus fosas nasales se volvieron a hundir en el aroma del castaño, que quedó impregnado en las sábanas.

FNAF one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora