De Rojo.

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Fonnie.





De rojo solo para él; este es el color que le encanta a su mejor cliente, a su más grande cliente, ese hombre pelirrojo de ojos ámbar adora verlo vestido de color rojo. Estaba nervioso, solo le pasa cuando se trata de esa persona, no hay ningún otro tipo que le cause tal sensación, simplemte él.

El pelirrojo abrió la puerta, de inmediato el sujeto vestido de rojo se sentó en la blanca cama adornada con rosas a su alrededor, el enorme hombre quedó asombrado, maravillado por la vista, todo era color rojo, las cortinas, la alfombra, hasta el borde del enorme espejo en el gabetero.

—Es hermoso.—pronuncio en un suspiro.

—Todo para ti, querido.—dijo el contrario.

Foxy sonrió, miró a Bonnie con aún más deseo al verlo con esos colores que contrastaban con sus ojos enormes y redondos, no se aguanto y salto encima del pelimorado para besarlo con pasión, comiendo sus labios y boca, lamiendo desde su cuello hasta su pecho, saboreando cada parte de Bonnie. El chico se dejaba devorar por su atacante, gemia cada vez que podía, al mismo tiempo se deshacía de las ropa del pelirrojo para poder empezar de inmediato con la acción.

La noche entera fue cubierta por la pasión y la lujuria de dos hombres que se aman. Ellos dos, solos en esa habitación donde pueden desatar todo lo que sienten, a diferencia de otros clientes que Bonnie ha tenido con Foxy es diferente, porque cada vez que lo toca no se siente asqueado sino amado, cada vez que esta con él no se siente solo, hay veces que quisiera poder escapar con él a algún lado pero eso sería arriesgado y peligroso para ambos. La única forma de poder sentirse y tocarse es en este pequeño mundo de cuatro paredes donde no existe más nadie que solos ellos para amarse ellos.

Dándose los últimos besos después de un sexo apasionado, el pelimorado extendió su mano a su bolsa para sacar dos cigarrillo y su mechero, puso uno en los labios de su amado y luego en los suyos.

—Me gustaría que vinieras más seguido.—decía mientras encendía su cigarro.

—Sabes bien que no puedo. Ojalá pudiera.—caló del cigarro.—Las cosas están un poco jodidas últimamente.

Bonnie bufo y encendió su cigarro.

—Siempre tienes una excusa.

—No, Bonnie, cariño. Tú sabes bien que soy un hombre buscado por la ley, no puedo darme el lejo de arriesgarte.

—¿Arriesgarme?, ¿de quién?—cuestionó.

—La policía. O mucho peor, los tipos que me quieren matar.

—No les tengo miedo.—replico arrogante.

—No se trata de si les tienes miedo o no. A ellos no les importa eso.—caló más de su cigarro y dejo salir el humo por su nariz punteaguda.—A esos tipos no les importa nada.

—Son como tú al parecer.

—Bonnie, por favor...—se acostó a un lado, quitándose de entre sus piernas.—... Debes entender.

—Lo entiendo perfectamente, Foxy.—exclamó y se cruzó de brazos.—Quieres alejarte de mi.

Este niño.—pensó irritado el mayor.—Lo tienes mal, muchacho.

FNAF one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora