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-Deberías de replantearte tu vida -dijo mi madre mirándome fijamente.

¿Qué cuántas veces había escuchado esa frase a lo largo de mi vida? Miles.

¿Cuántas me había planteado cambiar? Unas pocas, pero como siempre, se empezaba pero nunca lo acababa.

-Sí, mamá. -dije para que no empezará a soltar el sermón de siempre.

Si, ahí tenéis a mi queridísima madre. Una mujer de unos 40 y pico de años que se supone que sabe mucho de la vida pero en verdad es de las que más se debería de quedar callada. ¿Por qué? Bueno... no es la más indicada en hablar de replanteamientos de vida cuando ella misma no sabe que hacer con la suya... ya que se ha divorciado 2 veces y aún sigue buscando al ¨verdadero amor¨ cosa que me da a mi que esa etiqueta de amor está demasiado sobrevalorada en estos tiempos.

-Hermano, mamá tiene razón. -comenzó a hablar mi hermano. -Creo que va siendo hora de que dejes ese trabajo del cual no tienes vocación y que solamente utilizamos como vía para tirarte a ciertos de personas.

Y aquí tenemos a mi querido hermano, Kim Seok Jin. Un hombre de principios con una buena salida profesional de administraciones de empresas y que lo gana de puta madre. Con una pareja de 4 años de duración de la cual ya se ve casado y con niños. Lo que mucha gente diría, el que tiene la vida resulta. Y luego estoy yo.

En ese preciso momento sentí la mano de mi madre estrellarse contra mi mejilla.

-¡¿OTRA VEZ KIM TAEHYUNG?! -chilló mi madre - Tienes 23 años, ¿cuando vas a dejar de hacer esas tonterías y centrarte en las cosas importantes?

-No vayamos a empezar, por favor. -dije tocándome la mejilla y sintiendo como cada vez más caliente por el impacto -El trabajo me va bien, es todo lo que necesito. Gano dinero, conozco a gente nueva y me siento cómodo con lo que estoy haciendo.

-Tae, ese trabajo no te sirve para nada. Vender electrodomésticos ¿de verdad quieres seguir así el resto de tu vida? -dijo mi hermano con una mirada fría.

-¿Y qué se supone que debo de hacer? ¿en? Dime, Jin.

-En el instituto eras genial en ciencias ¿por qué no lo intentas?

-¿Doctor? -me quedé perplejo - ¿yo?

Vale, el simple hecho de llevar una bata blanca puede que me de mas fama y hasta puede que ligue muchisimo. Solo con imaginarme asi vestido y con un fonendo me entraron ganas de intentar estudiar para eso.

-Si hijo, seras genial en ese ámbito y los médicos lo ganan bien -la cara de mi madre de asco cambio a una de total felicidad.

-Pero aun asi... entrar y estudiar es muy complicado mamá.

-Mira -dijo mi hermano enseñándome el móvil - Aquí hay una oferta de unos meses de un curso para médico, intentalo.

Me quedé atónito ¿de unos meses? Eso era muy poco tiempo, pero bueno... así puedo acabar antes y colocarme en lo que sea.

-Me parece muy poco tiempo, pero vale.

-¿Entonces? -me miraron ambos con brillo en los ojos.

-Apuntame, pero ¿dónde es?

-Daegu.

***












Y ahí estaba yo, en las puertas de la estación para coger un vuelo a Daegu y todo por intentar cambiar mi vida ya que vender electrodomésticos no estaba bien visto. La verdad es que estaba acojonado porque no se si daré la talla para ser médico, aunque me seguía oliendo raro que en unos meses me dieran el papel dónde pone que puedo trabajar en un hospital.

Se me pasó por la mente el hecho de que es buena excusa para echarme de casa disimuladamente y cambiar la cerradura para no entrar más en casa. Pero ya estaba todo hecho. Estuve buscando un apartamento y pague los meses que necesitaba para acabar los estudios y también que estaba a escasos minutos de montarme en el avión.

Bueno ¿qué se le va a hacer? Habrá que ir entrando para irme lo que viene siendo a Daegu.

Después de varias horas en avión y de otras cuantas hasta mi apartamento comencé a deshacer las maletas e instalarme en mi pequeño piso, contaba con lo necesario: cuarto de baño con ducha, la cual estaba deseando probar; cocina, dos habitaciones y salón. Obviamente yo no me tenía que preocupar por el dinerito para tener que pagarlo, mis padres se ocupan de ello. Es una gran ventaja ya que están divorciados y la competición entre ellos de ver que uno da más que el otro funciona del carajo para mí.

***

Kim Taehyung se levantó temprano para ir a su primer día de clase. Se encontraba emocionado ya que en un cierto sentido tenía muchas ganas de empezar una etapa nueva en su vida, por lo que salió de la cama y comienzo a prepararse para ir a clase.

Una vez allí, decidió entrar en el instituto. Era bastante amplio, totalmente diseñado para perderse en él, por lo que decidió acercarse a la ventanilla de secretaría y preguntar a una mujer que estaba dentro de ella.

-Buenos días -le sonrió ampliamente Taehyung, entre otras cosas era la mejor arma que tenía para conseguir todo lo que se propusiera.

-Buenos días, ¿Qué puedo hacer por usted? -respondió la mujer

-¿Sabe usted dónde puedo encontrar el aula 37? Es mi primer día para enfermería

La mujer se le quedó mirando.

-Mmm... si, todo recto subiendo a la derecha y la segunda puerta.

Taehyung frunció el ceño, eso le resultó un poco extraño.

-Vale, muchas gracias -le dijo con una pequeña reverencia y se puso en marcha con la indicación que le dió la mujer.

Una vez que llego al aula 37 llamó a la puerta y abrió. La profesora ya estaba dentro de clase y con ella la mitad de los alumnos.

-Adelante -le dijo la profesora -Veo que tenemos a uno más, ¿Tu nombre?

-Kim Taehyung

-Perfecto, tome asiento - dijo mientras le extendía la mano y le señalaba un asiento al final de la clase -Y por cierto, que sea la última en el curso que llega tarde

Se quedó de piedra. Esto no iba a resultar bien, él primer día y ya la estaba liando. 12 años sentía que tenía.

-Bueno, como iba diciendo. - continuó hablando la profesora - Bienvenidos a nuestro curso de marketing de venta farmacéutico. Este curso no será fácil pero espero que todos pongáis de vuestra parte.

¿CÓMO?

Fallen leaves 🍂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora