4° Un Dios Vengativo.

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Dedicado a: AlexxandraAmado y CyrusHernandez

4° Un Dios vengativo.

En los días siguientes, Emmett no se presentó ante Seth aunque no dejaba de vigilarlo con constancia por el temor de que Isis estuviera cerca y lista para poder atacar. Ahora que tenía el reloj podía tener un tiempo estimado de la llegada de su hermana.

Duat sería el Paraíso egipcio comparado a lo que ocurriría si ella venía con todo un ejército listo para asesinar a los hermanos. Varios mortales morirían y claramente sabrían que estaban rodeados de Dioses que deberían solo existir en papiros antiguos.

Solo en una oportunidad pudo haber hablado con Seth, pero éste le esquivó caminando en dirección contraria; había sido demasiada información para él. Entendía que no quisiera saber ya nada del asunto pero aun lo necesitaba para encontrar al bastardo de Anubis. Con él las cosas serían más simples, conocía ciertos secretos en rollos de papiro que ahora ya no existían. Solo esperaba que Anubis estuviera en este tiempo y no sea un recién nacido, eso sería desastroso.

Lo necesitaba consciente de sus actos

– ¡Por Ra!– expresó al ver una vez más una tira de papiro antiguo protegido por una lámina de cristal igual de delgada para poder visualizar bien los colores e incluso la textura del mismo papiro. En ella se podía observar como dos jóvenes se tocaban el rostro mientras estaban viéndose a los ojos, pese a que el tiempo haya casi destruido en su totalidad dicha pieza, gracias a Tanner había logrado salvarla e incluso restaurarla lo mejor que podía.

Era lo más cercano que podría tener de una fotografía de su Setesh y él siendo jóvenes.

Cuando todo era más simple y podían tener ese amor libre. Cuando a su padre no le preocupaba si estaba bien o mal que haya elegido a Setesh como su único compañero para la eternidad y con quien deseaba compartir el trono de Ra. Ambos gobernantes de la tierra Negra, conocido también como el Bajo Egipto.

Se incorporó de su cómoda silla giratoria y terminó viendo hacia el gran ventanal que daba hacia el patio trasero que tenía.

El reflejo en la ventana del reloj de arena que estaba sobre su escritorio le hizo volver a girar y colocar las manos en sus caderas mientras analizaba dicho objeto. La arena parecía casi toda en su lugar, pero estaba un poco más de la mitad ya en la zona de abajo, donde reposaba.

– ¿Por qué Isis? ¿Por qué odiaste tanto a Setesh? ¿Por qué? El único culpable es Ra y sus decisiones, deberías haber hecho algo contra él y no hacia nosotros, hermana. Si tan solo lo hubiéramos hablado. – soltó un suspiro pesado; el tirar el reloj y destruirlo hubiera mejorado mucho su humor si no fuera porque ya lo había intentado y nada había logrado ocurrir, ese reloj seguía intacto.

Seth pronto iba a terminar el castigo que se le había asignado y entonces no lo vería por unos días ya que seguro viajaría a ver a su familia, o eso había logrado escuchar de la conversación que tenían con el estorbo de color naranja.

Unos toques sutiles en la puerta de lo que consideraba su oficina en casa le hicieron girar en aquella dirección mientras soltaba un firme "adelante".

–Señor. –

– ¿Ocurre algo?–

–Vengo a preguntarle lo mismo; desde que Seth se fue de esa forma lo ha estado siguiendo día tras día, desde que él despertaba hasta que durmiera, vigilándolo, pero hoy lo veo aquí siendo ya las dos de la tarde. –

HOURGLASS [EmmSeth]Where stories live. Discover now