Era de noche en la residencia Bakugo, pero una no muy apacible.
Los platos volaban por el salón, mientras Katsuki cubría su cabeza, tratando de evitar algún tipo de daño.
- ¡Eres un cerdo! - gritaba Ochako enfurecida, aventando otro plato.
- ¡Cállate perra! - gritó y otro plato voló cerca de su cabeza - ¡Estás loca! - la castaña lo agarró de la camiseta, arrastrándolo por el pasillo. Finalmente lo empujó por la puerta con furia - ¡¿Qué cojones haces?! - gritó viéndose fuera de su casa.
- ¡Vete a la mierda! ¡Estoy jodidamente harta de ti! - escupió ella, dejando caer lágrimas de rabia.
- ¡No puedes echarme de mi puta casa! - gritaba el rubio, acto seguido le fue lanzada su chaqueta y sus zapatos.
- ¡¿Ah no?! ¡Pues mira cómo te echo DE TU PUTA CASA! - y cerró la puerta con un fuerte golpe.
- ¡No puede echarme PORQUE ME VOY YO! - vociferó.
- ¡Largo! - gritaba la castaña desde dentro de la casa.
- ¡Eso haré perra! - dijo poniéndose las manos en los bolsillos, pero cuando iba a darse la vuelta recordó que no tenía donde ir. Así que se puso delante de la puerta y la golpeó con fuerza repetidas veces.
- ¡Lárgate! - gritó ella desde dentro.
- ¡Ochako ábreme la puta puerta o la tiraré a bajo! - explicó casi gruñendo.
- ¡Si lo haces llamaré a la policía! - la amenaza llevó a Katsuki a un nuevo nivel de furia.
- ¡Soy un héroe, estúpida! ¡Trabajo con la puta policía! - argumentó como pudo.
- ¡Pues que bien! - respondía ella.
Katsuki, gritó con fuerza al mismo tiempo que pateaba un bote de basura, lanzándolo calle abajo unos quince metros. Corrió hacia este mismo y lo pateó contra la pared repetidas veces, tratando de desestresarse. Una vez se calmó suspiró y contempló su obra, el pobre recipiente había quedado hecho añicos. Chistó la lengua, aun molesto y se dirigió hacia el único lugar al que podría ir en una situación así.
Golpeó repetidas veces la puerta de aquella casa, finalmente una mujer rubia y en bata le abrió, dejando ver que se estaba preparando para irse a la cama.
-No deberías abrir la puta puerta sin preguntar antes quien va- se quejó sin muchos ánimos.
-Sabía que eras tú, zoquete, solo tu golpeas la puerta de ese modo- acto seguido bostezo - ¿Qué haces aquí? No creo que hayas venido hasta aquí a las doce de la noche solo para ver a tu querida madre- razonó Mitsuki, apoyándose en el marco de la puerta. Katsuki solo desvió la mirada - ¿Habéis vuelto a discutir? - preguntó levantando una ceja.
-Sí...- susurró mirando al suelo. Un silencio se formó durante unos segundos.
-Pasa- más que un ofrecimiento, sonó como una orden o un regaño. El rubio siguió a su madre hasta el salón, donde encontraron al pobre Masaru leyendo un libro en el sofá.
- ¿Katsuki? - preguntó el mayor confuso.
-El niño se quedará a dormir- explicó la mujer, con notable agotamiento. El mayor se quedó parado tratando de asimilar la situación. Mitsuki le indicó con una seña que se apartara, dando a entender que su hijo se quedaría en el sofá.
-Oh, lo siento- se disculpó recogiendo su libro y levantándose de su asiento.
-Siéntete como en casa, te traeré una manta- explicó Mitsuki, saliendo de la habitación.
-Joder...- gruñó Katsuki dejándose caer sobre el sofá - ni siquiera puedo dormir en mi jodido cuarto- se quejó, recordando que su cuarto ahora era un trastero.
-Así que...- se sentó Masaru al lado de su hijo - ¿Que ha pasado esta vez? - preguntó con su típica calma. El rubio parecía negarse a responder, pues su mirada se centraba en la moqueta - ¿Habéis vuelto a discutir? - preguntó, ¿Por qué todo el mundo quería hincharle las pelotas con eso?
-Sí...- confesó con amargura.
- ¿Y vas a decirme porque ha sido esta vez? - el rubio frunció el ceño aún más, dándole a entender al mayor que no iba a cooperar - Katsuki... no puedes seguir así con la pobre Ochako- explicó con dulzura, pero al chico explosivo aquello no lo calmó.
- ¡¿Por qué coño tengo que ser yo el culpable?! ¡La pobre Ochako esto! ¡La dulce Ochako lo otro! ¡Bah...! - escupió con furia, Masaru solo colocó su suave mano sobre la tensa de su hijo, este último le dirigió una mirada, extrañado.
-Hijo, no estamos buscando culpables, estoy seguro de que, sea lo que sea por lo que habéis discutido, no era nada importante, y le estáis dando más importancia de la que realmente tiene- explicó tratando de hacer entrar en razón a su terco hijo.
-Pues claro que era una puta mierda sin importancia- se quejó, pero esta vez controló el volumen de su voz -joder... ¿Porque cojones me enamoraría de esa perra? - se preguntó con veneno en sus palabras.
Una mano cálida acarició su cabello, relajando levemente, era su padre.
-Que inocente eres hijo mío- habló con paz -no has cambiado nada en todos estos años- bajó su mano del pelo del menor -te explicaré porqué te enamoraste de ella-
Nuestra historia empieza poco después del festival deportivo, aquel en el que Katsuki Bakugo fue tildado de tirano por dar aquella paliza a la pobre Ochako Uraraka.
-No puedo creer que haya peleado así contra una frágil señorita- habló Kaminari Denki, dirigiéndose al rubio de ojos rojizos. Katsuki se detuvo en aquel instante.
- ¿Que parte de ella era frágil? - preguntó, pero sin dar tiempo a dar una respuesta, se largó.
El rubio paseaba por los pasillos de aquel estadio, tratando de despejar su mente, sus músculos estaban tensos por el esfuerzo de provocar las explosiones de aquel combate contra aquella chica castaña.
-Mamá... Papá...- escuchó lloriquear, miró en dirección a aquellos murmullos -no pude ganar- aquella era Uraraka. -Ni siquiera tuve un plan para después de aquello- por alguna extraña razón se apoyó en la puerta de aquel vestuario para escuchar la conversación -yo... yo solo quiero apresurarme para ayudaros a ti... y a mamá- el rubio chistó cruzándose de brazos.
-Ochako...- Bakugo escuchó la voz de un hombre al otro lado de la puerta -está bien si no te apresuras- continuó aquella voz -tus sentimientos muestran que eres amable- el rubio, tras su escondite, no pudo evitar apretar los puños -lo cual significa que serás una gran heroína- Katsuki no soportó más aquellas cursilerías y se largó de allí.
Ahora en la actualidad, Katsuki seguía con el ceño fruncido mientras escuchaba la historia de su padre.
-Y fue ahí cuando tu corazón quedó prendido de esa muchachita- terminó de explicar Masaru, limpiando una lagrimilla que se le escapó.
El menor, aun sin decir nada, recordaba aquellos momentos como si hubieran ocurrido ayer, pero justo cuando sus labios se separaron para hablar, una manta le fue estrellada en la cara.
-No fue ahí Masaru- explicó la rubia llegando a la escena - Katsuki solo se había fijado en ella en aquel entonces- se dejó caer junto al chico explosivo, dejándolo con un progenitor a cada lado -el momento en que te enamoraste de Ochako fue algo más tarde, cuando decidiste entrenar con ella-.
Holi, he decidido empezar un nuevo fanfic sobre esta pareja, a ver que tal me sale. No tengo mucho que decir así que solo diré que espero su aceptación y un comentario o estrellita si lo desean. Un besito <3
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Por eso me enamoré de ti
Fiksi PenggemarKatsuki Bakugo y Ochako Uraraka tienen una fuerte discusión en su departamento, ocasionando que ésta ultima acabe echando al rubio de la casa. Sin ningún lugar en el que pasar la noche, este decide irse a casa de sus padres, donde estos últimos le h...