Luego del incidente del fin de semana a pesar de los intentos por mantener la antigua normalidad, es imposible. Aunque sigo enamorada no puedo evitar el impacto de la desilusión, cada vez que pienso en él recuerdo la presión que hacía sobre mi cuerpo. Además, cada vez que me mira no veo el mismo brillo, pero de pronto me abraza y me parece olvidar lo ocurrido; pero entonces se aleja y vuelve la frialdad en sus ojos. Tal vez todo es una gran paranoia y seguimos igual que antes, aunque todo sea tan confuso, aunque sea más distante y más cariñoso a la vez. En cualquier momento todo volverá a la normalidad, solo tengo que pensar menos.
He hablado con Lauren, ella no cree que deba dejar pasar la situación, sino que debo platicar con él sobre sus actitudes y ponerle freno. Posiblemente tenga razón al decirme que estoy ciega con él, que debo pensar más en mí, pero es que no veo un yo capaz de sonreír sin su presencia.
—Gata, ¿estás libre luego del último turno? — me pregunta Frank en el receso.
—Sí, ¿por?
—Me apetece un helado de vainilla y no quiero ir solo a la heladería como quien no tiene amigos. ¿Quieres ir conmigo?
—Claro, un helado siempre es bienvenido y más si es con buena compañía — no puedo negarme a tal invitación, aunque me resulte inesperada, pues desde que Diago y yo comenzamos a salir no he tenido ninguna plática con él. Los helados son mi debilidad.
—Bueno, te espero a la salida, cuando termines el último turno — afirma y se aleja en dirección a su salón de clases.
—Vale, nos vemos — me despido de él con un gesto de mano y me volteo para ir a mi aula.
Culmina el último turno y mientras recojo mis cosas se me acerca Lucas. Casi todos han salido del aula.
—Toma — me extiende su mano con un origami en forma de gato en ella.
—Gracias. Oye, ¿cómo los haces? Me tienes que enseñar — digo tomando la figura de papel y analizo cada detalle de ella.
—Hace rato que no te daba uno, no quiero que pierdas la costumbre. Y sobre lo de enseñarte no has aprendido porque no has querido.
—Bueno por costumbre tranquilo que te comienzo a pedir yo misma que me los hagas y así te creo el compromiso. Y me vas a enseñar, capaz de que termine haciéndolos mejor que tú, aunque lo dudo, conociendo mis habilidades — respondo riendo casi a carcajadas.
Soy un desastre en todo tipo de manualidades, dibujo como un niño de cuatro años y todo lo que intento hacer acaba en fracaso absoluto.
Lucas también sonríe, me gusta verlo así, adoro ver como sus hoyuelos se marcan.
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Quédate ©️ [RE-PUBLICACIÓN EN PAUSA]
Novela JuvenilPodemos cometer muchos errores, podemos romper ese plan perfecto que tenemos en el que no entran la emociones. A veces no se trata de poder sino de qué sucede sin pensarlo. Cuando una persona aparece o reaparece en tu vida no sabes qué traiga consig...