Ocho

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24 de Diciembre, 2007.

"All I want for christmas its you".

Navidad era la época favorita de la familia Vargas, o al menos para la mayoría. Simón nunca se consideró tan fan de estas fechas, no sabía el porqué, básicamente navidad traía consigo toda lo que uno quería; comida deliciosa y regalos. Aún así, para él era un simple día más.

Si hay algo que si le gustaba de las navidades; eran las vísperas. Ver a su familia unida, corriendo por adornar la casa, mientras escuchan variados villancicos a todos volumen, para él era toda una maravilla.

— Monchi, adorna con nosotros —, Alicia tiró de su camiseta, acompañada de un lindo puchero en sus delgados labios. Simón rió con ternura mientras negaba con la cabeza. Su sonrisa desapareció en el mismo instante en que su hermana menor amenazaba con comenzar a llorar.

— Chiqui, ¿Que pasa? —, se agachó para quedar a su altura. Pasó su mano por su cabellera. — Vamos, cuéntale a Monchi.

— Es que... mamá dijo que está podría ser tu última Navidad con nosotros —, balbuceó. — ¡Monchi yo no quiero que te vayas! —, se aferró a su cuello con fuerza, el mayor podía sentir como su corazón se estrujaba.

Escúchame Chiqui, aún no es seguro que yo me vaya, ¿sí? Y si en algún momento me voy, quiero que sepas que te voy a llamar todos los días, hasta que te canses de tu molesto hermano mayor —, Alicia soltó una pequeña risa. — Ven, vamos a demostrarle a Martín como se decora realmente.

|...|

Cerró sus ojos intentando volver a su temperamento normal. Luego de que había pasado toda la tarde decorando con su familia, había comenzado a sentirse mal, quizás el hecho de que sí, este podría ser su última Navidad en Bogotá, por años.

— ¿Puedo pasar? —, levantó su cabeza con delicadez para poder ver a la entrada. Gabriela lo observaba con una leve sonrisa.

— ¡Gabi! Sí, claro, pasa.

— Simón, necesito que conversemos, es sobre Villamil...

|...|

— ¡Mamá! Llegaste temprano —, Laura corrió a recibir a su madre en la entrada, la mujer venía llena de mercadería para la cena. — Pensé que ayudarías a los hermanos Vargas con la decoración.

— No, Simón me pidió que me fuera. Me dijo que necesitaba pasar su última víspera de navidad con sus hermanos —, respondió. En ese exacto momento, Villamil venía bajando las escaleras. — Pobrecito, va a extrañar mucho a sus hermanos cuando esté en España.

Se detuvo en seco. — ¿Simón se va a España? —, ambas mujeres voltearon con rapidez hacia el ojiverde, quien esperaba una explicación rápida. — Hice una pregunta...

Clemencia iba a hablar, pero no era capaz. No se sentía lo demasiadamente fuerte como para romper el corazón de su pequeño. Laura suspiró. — Simón ganó la beca para estudiar en España, lo más seguro es que se vaya unos días después de Navidad.

Villamil se sentó en el sofá, su mirada se encontraba perdida en el suelo. ¿Que debía hacer? No podía felicitarlo, pero tampoco pedirle que se quedara, porque el pelinegro lo mandaría a la mismísima mierda sin importar qué. Pero él no podía perder a su mejor amigo, no podía perder a su Monchi.

Su madre se sentó a su lado. — Aún estás a tiempo de hablarle —, fue lo único que pronunció su madre. Villamil se mantuvo en silencio, solo se limitó a apoyar su cabeza en el hombro de Clemencia.

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Simón se removió en su cama. — O sea, básicamente me estás diciendo que Villamil me extraña, y que no puedo irme sin decirle que yo también lo extraño.

Gabriela asintió.

— ¿Quien te dijo a ti que yo lo extrañaba?

Gabriela rodó los ojos. — No hay que ser un profesional para darse cuenta de que ambos se extrañan, Simón —, el recién nombrado desvió su vista para ocultar su timidez. — A lo que voy es que no puedes irte con ese dolorcito en el pecho, Monchi, porque sabes que no te hará bien y no te sentirás completo. Tú no vas a España a llorar, tú vas a triunfar, así que haz algo. Aún tienes tiempo de hablarle.

Rompecabezas ; VillargasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora