🖇💌; e x t r a

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24, de enero, 2020.

Se vio por enésima vez en el espejo mientras miles de pensamientos rondaban en su cabeza. Hoy iba a dar uno de los pasos más grandes que nunca antes había dado en su vida, y eso hacía que le temblaran hasta partes que es mejor no mencionar. Sintió unas manos caer sobre su hombro, dándole leves masajes, gracias a esto logró cerrar sus ojos respirar más tranquilo.

— ¿Estoy haciendo lo correcto, mamá?

Juana no respondió. Retiró sus manos de los hombros de su estresado y paranoico hijo y tomó su mano para dejar dos pequeños gemelos en ella. Simón la observó con confusión y levemente dirigió su vista a su mano; en ella reposaban los gemelos que tenían una forma muy poco común; dos piezas de un rompecabeza.

— ¿Que es esto?

— Clemencia siempre supo que ustedes dos serían el uno para el otro, ella decía "mira estos dos, son tan distintos, pero se llevan tan bien. Tal y como dos piezas de rompecabezas" —, Simón abrió su boca con asombro. — Un día antes de morir fui a verla al hospital. Ella me pidió que los guardara y se los diera. No sé cómo, pero ella sabía que ustedes iban a volver a unirse. Recuerdo cuando dijo "cuida de estas dos piezas como si fueran tu vida, después de todos lo son; el rojo pertenece a Simón: la fuerza, las ganas de vivir, la valentía y el vigor. El azul es mi pequeño, Juan Pablo: la felicidad, la alegría y el optimismo. Como ves, los colores no combinan, son distintos, pero a la vez hermosos, como nuestros chicos".

Simón sintió unas cuantas lagrimas caer de sus ojos. — Villamil era todo para Clemencia, al igual que para ti. Ella te dejó la misión de amarlo y protegerlo hasta que la muerte los separe. No le falles a tu nona.

Simón sonrió con debilidad mientras asentía levemente. No iba a fallarle a su "nona".

Por su parte Villamil se demostraba mucho más dramático de lo que ya era. Sentía que el cuarto en el que se encontraba era cada vez más pequeño y que las voces de sus acompañantes no eran más que balbuceos. Tenía miedo y mucho.

— ¿Que pasa aquí? —, Isaza entró con su típico tono burlesco a la habitación, tenía el derecho, ya que Villamil había dejado el mayor desastre que se podía haber visto.

— Es el "torbellino papo" —, respondió Martín con diversión mientras su novio se sentara a su lado riendo. Villamil los observó de mala manera. — ¡Uy! Creo que tendremos también una tormenta de insultos.

Villamil rodó los ojos y fijó su vista en el espejo intentando calmar su respiración. Estuvo concentrado por vario tiempo, tanto, que no se percató que solo habían queda Isaza y él en el cuarto.

— No tengas miedo. Simón te ama mas que su propia vida. Estarás bien —, comentó Isaza mientras sacaba un cigarro de su bolsillo. — Sé que no empezamos con la pata izquierda, pero tienes que creerme, Villamil —, dijo y seguido le dió un bocado a su cigarrillo.

Oh sí, era claro que ellos dos no habían empezado de la mejor manera, y Villamil sentía que era 100% justificable el hecho de que había querido matar al nuevo mejor amigo de su novio apenas lo vio de llegar de España, pues no era normal que este llegara y dijera "vengo para por fin poder convertirme en su nuero, señora Juana", Villamil quiso golpearlo de inmediato, hasta que Simón le aclaró que su mejor amigo era el enamorado de Martín.

— En España, cuando escuchó mi nombre, casi se pone a llorar. Siempre, pero siempre me hablaba de ti, de que te extrañaba, de que daría todo por volver a Colombia y abrazarte —, mencionó con algo de melancolía. — Y lo cumplió, apenas recibió es maldita llamada tomó su computadora y compró boletos a primera hora para ir contigo, recuerdo que dijo "Villamil es el amor de mi vida, no me importa si no me ama, yo quiero estar con él, recordarle que no está solo"

Rompecabezas ; VillargasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora