Lena caminaba por los pasillos de la escuela, estaba a unos minutos de llegar tarde a su primera clase.
Era el primer día del tercer grado y su familia acababa de mudarse de Metrópolis a National City. Su madre le había dejado en la entrada de la escuela y le había deseado suerte antes de irse. La directora había dicho que le acompañaría, pero había recibido una llamada importante, por lo que solo se había disculpado con ella. Para compensarlo le había entregado un mapa de la escuela, su salón se encontraba a unos pasos al Este de la oficina principal, por lo que no debería de ser problema encontrarlo. Pero Lena había leído el mapa al revés, por lo que ahora se encontraba perdida.
— Lo siento — dijo una voz justo después de sentir como alguien chocaba contra ella.
— ¿Estás bien? — dijo, ayudando a recoger las cosas de la persona que tenía al frente.
— Sí. Lo siento, se supone que no debemos correr en los pasillos — dijo una niña de cabello rubio y ojos azules con las mejillas sonrojadas —, no dirás que corría, ¿verdad?
— Descuida — dijo Lena con una sonrisa —. Soy Lena Luthor.
— Hola, Lena. Yo soy Kara Danvers. ¿A dónde ibas?
— Al salón 221.
— ¡Yo también! — dijo Kara con una sonrisa antes de tomar la mano de Lena —. Vamos.
Así fue como Kara había conocido a Lena. Desde ese día habían sido amigas.
···
Seis años después...
— ¿Lee? — la voz de su mejor amiga a través del auricular sonaba entrecortada.
— ¿Kara? — Lena sonaba preocupada.
— ¿P-puedes hacerme compañía? — dijo apenas, antes de que se le escapara un pequeño sollozo.
— Claro — Lena tomó su chamarra. Era un día frío.
— Estoy en la casa del árbol — con eso último, colgó.
Lena llegó en menos de un minuto a la casa del árbol. Desde antes que subiera ya podía escuchar los sollozos de Kara. Casi subió la pequeña escalera corriendo para poder llegar hasta su amiga. Cuando por fin entró, la encontró en una de las esquinas, con las rodillas pegadas al pecho y la cabeza sobre éstas.
— Kara, ¿estás bien? — evidentemente, esa no era la mejor pregunta del mundo ya que cuando su amiga levantó la cara Lena pudo ver que sus ojos estaban rojos de tanto llorar.
— Lena — dijo ella en un leve susurro cuando sintió los brazos de su amiga rodearla, ofreciéndole el apoyo que tanto necesitaba en esos momentos.
— Todo estará bien, ya lo verás.
— Gracias por venir.
— ¿Qué fue lo que pasó? — dijo Lena limpiando algunas lágrimas del rostro de su amiga — ¿Quieres hablar sobre eso? — dijo al ver que Kara no respondía a su primera pregunta.
— James Olsen, e-eso paso-o — dijo Kara entre sollozos.
Lena no podía creer lo que escuchaba. Tan pronto como el nombre salió de los labios de su amiga, sintió su sangre arder. Nunca le había gustado ese chico para que saliera con ella. Además, nadie podía hacer sentir mal a Kara. Nadie.
— Creí que hoy tenías una cita con él — dijo Lena conteniendo su enojo. Ya habría tiempo para cobrar cualquier cosa que él le hubiera hecho.