Continuación de "La cita"
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Lena estaba molesta, su cita con Kara se había visto interrumpida por un absurdo malentendido en la empresa. ¡Era su día libre! ¡Su día con Kara! Pero si quería ausentarse al día siguiente tenía que terminar con sus pendientes.
— Puedes esperarme aquí — dijo Lena, abriendo la puerta de su oficina.
— Está bien — Kara estaba por entrar cuando los labios de Lena se posaron suavemente sobre los suyos.
— Ya regreso — dijo en medio de un suspiro antes de alejarse por el pasillo camino del ascensor.
Kara cerró la puerta detrás de ella. Había estado cientos de veces en la oficina de Lena, pero ni siquiera la primera vez había estado tan nerviosa como en ese momento. Caminó por el lugar, mirando aquí y allá. Había dos pilas de documentos en el escritorio frente a ella, una de ellas más alta que otra. Pero aun así era trabajo considerable. Esperaba que Lena no tuviera problemas por ello.
Caminó hacia el ventanal, el sol de la tarde iluminaba la ciudad. Era la primera vez que apreciaba la ciudad a ese tipo de altura, la mayoría de las veces la pasaba sentada en el sillón de cuero blanco de Lena, charlando. Solo podía imaginar la vista que la CEO tendría por las mañanas, cuando el sol apenas comenzaba a salir.
Regresó al escritorio y tomó asiento. La silla que su amiga utilizaba era muy cómoda, nada comparado con la que ella tenía en CatCo. Miró los papeles frente a ella y tomó algunos, cuidando de no desorganizarlos y comenzó a imitar los gestos que había visto hacer a Lena tantas veces.
— Señorita Danvers — la voz de Lena entrando en la oficina le trajo a la realidad.
— Lena... — susurró, sintiendo sus mejillas arder —. Yo... esto no...
Kara no podía formar palabras, la forma en la que Lena había sonreído al tiempo que levantaba una ceja había hecho que su cerebro dejara de funcionar. Le vio acercarse lentamente, sus ojos verdes fijos en los azules de ella. Sin romper el contacto, Lena le atrapó entre el escritorio y su persona. Los ojos de Kara se abrieron con sorpresa.
— Eres tan hermosa, Kara — dijo en un susurro, acariciando su mejilla. Kara cerró los ojos y suspiró, disfrutando del contacto.
Lentamente, Lena se acercó a ella, dejando un pequeño beso sobre sus labios. Antes de que se pudiera alejar completamente, la chica rubia se apresuró a tomarle por el cuello de la camisa, atrayendo sus labios a los de ella. El beso había sido rápido, dándole a entender que estaba lista para lo que fuera que ella tuviera que ofrecerle. Lena le tomó por la cintura, Kara pasó sus manos alrededor de su cuello, sintiendo la suavidad del cabello de su amiga en el proceso. Amiga. Esa palabra sonaba mal tomando en cuenta lo que estaban haciendo. Aunque, ¿qué estaban haciendo realmente?
— Lena — dijo con la respiración entrecortada.
— ¿Sí? — la ojiverde habló, antes de volver a besarle.
— Puede esperar — la voz de Kara se perdió de nuevo entre sus labios.
...
Después de una tarde en la ciudad, habían decidido que tenían suficiente y querían aprovechar la noche para ver alguna película. Regresaron al departamento cerca de las ocho. Mientras Kara tomaba el primer turno en la ducha, Lena había encargado pizza. A Kara le había tocado recibirlas mientras Lena terminaba con su rutina en el cuarto de baño. Una vez listas, habían acordado que una escogería la película y otra prepararía las palomitas. La repartición de deberes había sido sencilla.