Capítulo 02 [Pesadilla].

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||Gisei|| Capítulo 02 [Pesadilla].

La camilla, cubierta de sangre, mantenía a Grace inconsciente sobre ella bañada en sudor tras las graves heridas que adornaban su débil cuerpo. El agresor, poniendo un pañuelo húmedo sobre la frente de la muchacha, se sentó a un lado de la camilla y estiro sus brazos hacia el techo para soltar un bostezo.

A pesar de que se viese completamente desinteresado por la gravedad de las heridas ocasionadas, tenía que esperar a que se recuperara por completo para así volver a jugar, por lo que tenía que atenderla decentemente, lo cual sería uno o dos días más para la curación, algo que se le hacía demasiado tiempo, pero valía la pena.

La puerta del hogar comenzó a sonar indicando que había llegado un visitante a sus aposentos, y el tipo, levantándose de su puesto, abrió la puerta del lugar en el que permanecía y visualizo a un muchacho de vestimenta verde y ojos ensangrentados parado frente a él con una mirada completamente seria.

—Ben —el joven ladeo la cabeza en son de saludo.

—Jeff —el muchacho saludo mostrando la mano para que fuera estrechada, algo que no sucedió—. ¿Puedo entrar? —pregunto algo desanimado tras el actuar del joven de sonrisa exagerada.

—No —el asesino se negó con la voz ronca cerrando la puerta en la cara del muchacho a lo que después de un segundo volvió a abrirla—. Bueno, que sea rápido —dijo apartándose a un lado para dejar que el chico entrara.

El chiquillo agradeció haciendo un leve asentimiento de cabeza,  y adentrándose al pequeño y sucio hogar miro la camilla en la que yacía la muchacha para luego hacer una mueca.

— ¿Quién es? —curioseo, esta vez mirando al chico, Jeff.

—Es un juguete que chilla, corre, sangra, y hace mil cosas —respondió el otro cruzándose de brazos.

—Eso lo sé —el muchacho puso los ojos en blanco—. Mi pregunta fue ¿Quién es?

—Una chica —Jeff se encogió de hombros tomando asiento en una de las sillas.

—Como sea —el chico se dio por rendido al no obtener respuesta concreta—, Slenderman necesita que vuelvas a la vieja choza —manifestó—. Esta casucha no es para torturar, bueno, lo es, pero en estos debe ser desalojada.

Jeff soltó un suspiro y levantándose de la silla se acercó a la chica. Su fría mirada se centró en cada una de sus facciones, sabia el por qué ese hombre sin facciones lo quería en ese lugar del cual había marchado, y a pesar de que no quería volver, debía hacerlo por su propio bien de seguir viviendo.

Las pálidas manos del asesino sostuvieron los delicados brazos de la joven para luego levantarla y llevarla a la choza que el jovencito de vestimenta verde indicaba, lugar en la cual verdaderamente residía. A pesar de que en dicho lugar viviesen personas agradables y desagradables, no le importaba si todos los que vivían allí notaban a la extraña muchacha llena de cortes y sangre, pues no dejaría que nadie se le acercara, puesto que, a pesar de ser una humana, ya la había hecho un juguete de torturas que sería solo de él, y no permitiría que nadie, ni siquiera el ser más fuerte, se acercase a ella.

Mientras ambos jóvenes caminaban a través de los gigantescos árboles del bosque, la muchacha comenzó a retorcerse en los brazos de la persona que le cargaba  y a dar manotazos como si estuviese dentro de una terrible pesadilla de la que desease huir.

—Mierda —Jeff se detuvo un momento y dejando a la chica sobre el suelo le indico a Ben que la pusiera sobre su espalda—. Así es más fácil cargarla —dijo al notar la mueca de disgusto dada por el muchacho.

Gisei ||Jeff the Killer||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora