Capítulo 03 [Confianza].

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||Gisei|| Capítulo 03 [Confianza].

—Jack —repitió Grace llevándose una mano al mentón cerrando sus ojos como si examinase el nombre—. ¿Puedo preguntarte algo? —dirigió su mirada hacia el chico.

—Claro —Jack sonrió ante la joven.

— ¿Por qué estabas acariciando mi frente mientras dormía? —pregunto con cierto tono de asco, pero a la vez sonriendo con algo de vergüenza.

Jack, con la mirada seria, se levantó y caminando hacia la puerta le abrió para dar marcha y dejar a Grace con la pregunta rondando por su cabeza, pero antes de poder hacerlo, Ben, el chiquillo de ojos ensangrentados, apareció y sorprendió a ambos.

— ¿Qué haces aquí? —pregunto Ben con la mirada pegada a Jack mientras sostenía una bandeja.

—Nada —el chico de ojos negros se encogió de hombros, y actuando de manera natural volvió a sentarse en el suelo— ¿Qué tienes en esa bandeja? —pregunto para cambiar el tema.

—Comida —Ben se acercó a Grace y dejando la bandeja en un espacio de la cama volvió a mirar a Jack—. Tenemos que hablar —dijo con voz madura.

— ¡P-pero si no he hecho nada! —Jack se levantó para defenderse ante cualquier palabra acusadora que le diera el chiquillo.

El chiquillo de cabellera rubia arqueo una ceja sin entender el actuar del moreno que acompañaba a la chica en la habitación, y llevándose una de sus manos a la cabeza soltó unas cuantas palabras.

—Slenderman me dijo que te dijera eso…. porque hay reunión —se cruzó de brazos.

—Ha, bueno —el moreno rasco su nuca y poniéndose la máscara se acercó a la puerta—. Vamos —dijo mirando a Ben.

Ambos jóvenes cruzaron la puerta para salir del cuarto. La chica, ya sola en la habitación, observo la bandeja que contenía la comida, y tragando saliva intento descifrar que eran esos alimentos tan extraños en los cuales no podía confiar a ciegas.

Con cuchara en mano, se hecho un extravagante líquido a la boca, y soltando una arqueada se llevó las manos a sus labios. Sabia horrible, tanto que no podría comer otra cucharada más en toda su patética vida. Sus manos, tomando el otro alimento de la bandeja, trasportaron la masa marrón a su boca, y mordiéndole sintió como la sensación, el sabor de esta, llevaba su estómago con rapidez. Esta, a pesar de tener un sabor raro, era mucho más pasable que el líquido nauseabundo que había probado con anterioridad.

Finamente la bandeja termino vacía, a excepción del líquido horrible, el cual estaba casi lleno, y la muchacha, levantándose de la cama en la que reposaba, camino hasta la puerta y temerosa le abrió para observar el exterior, y si la fortuna decidía estar de su lado, escapar.

Un largo pasillo con varias puertas añadidas  impresiono a la joven, sus piernas cubiertas de cortes, comenzaron a vagar por el pasillo, y sus ojos marrones leyeron las palabras que se encontraban talladas en cada puerta.

Su sangre se congelo y su cuerpo se volvió completamente tembloroso al encontrarse con una puerta en específico, y retrocediendo unos cuantos pasos trago duro sintiendo como los nuevos y horribles recuerdos se clavaban en su mente para atormentarla.

“Jeff the Killer” decían las letras teñidas de rojo al igual que la sangre.

Los labios temblorosos de Grace trataron de gritar, y antes de hacerlo unas manos cálidas sostuvieron su cuerpo para evitar una caída repentina a cusa de su temblar.

— ¿Estas bien? —pregunto Jack, el chico de ojos negros, con preocupación al notar los nerviosa que se encontraba la muchacha.

Grace miro al chico y golpeándole en el pecho comenzó a correr por el pasillo hasta abrir una puerta cualquiera y adentrarse en ella.  Se negaba a creer que estaba en el mismo lugar que ese maniaco. Sus manos, aun temblorosas, sostuvieron sus cabellos y le jalaron, tenía que hacerse la idea de que era un sueño, que todo era ficticio, creaciones de su mente, pero no, pues el dolor que ocasionaba al jalarse los mechones castaños no le dejaba adentrarse semejante creación en su interior.

Rendida, se recostó en el suelo y cerró sus ojos, si no podía meterse la idea a la cabeza, inventaría un mudo perfecto en algún sueño, tal y como lo hacía de niña en sus días de soledad.

Una pequeña  silueta se presentó ante ella cuando estaba a punto de caer dormida. Suaves manos acariciaron sus cabellos y una especie de tripe fue puesta entre sus brazos. Se sentía tranquila, como si la persona, dueña de la silueta, fuese  una especie de guardián.

El brillar del sol hizo que sus ojos se abrieran poco a poco, sus manos se movieron recorriendo el espacio en el que se encontraba, y levantándose de golpe observo el acogedor lugar en el que se encontraba, al parecer se había quedado dormida luego de ver la extraña silueta.

Su cuerpo estaba reposado entre unas suaves sabanas de color rosa,  y sus piernas ya no tenían esos cortes tan horribles que ocasionaban dolores profundos al caminar.

— ¡Despertaste! —chillo con alegría la voz de una niña que se encontraba mirándole a un costado de la cama.

Grace, aturdida, miro a la pequeña e intento sonreír para agradarle y alear el temor acompañado de confusión. Los brillosos y verdosos ojos de la pequeña dieron un pestañeo, y luego, saltando a la cama, agarraron las manos de Grace.

—Me llamo Sally, ¿y tú? —pregunto la niña mientras sonreía.

—G-Grace —respondió la chica.

— ¿Quieres jugar conmigo? Todos están ocupados ahora —Sally soltó las manos de Grace y esperanzada espero la respuesta.

—Claro, por mí… no hay problema —Grace sonrió ante la pequeña. Habían ciertas cosas que recordaban a sus días de pequeñez, cuando su madre y padre trabajaban horas y horas, y luego, un integrante marcho dejándola más sola que nunca.

Mientras Sally sacaba unas muñecas de porcelana provenientes de un viejo baúl, Grace miro los alrededores del cuarto y admiro cada objeto. A pesar de que la mayoría eran juguetes, cada cosa que se encontraba en la habitación era bella y al parecer, delicada.

Una mancha de sangre comenzó a recorrer el rostro de la niña así mismo manchando a una de las muñecas, las manos de Grace sostuvieron a Sally de inmediato al ver la sangre, y preocupada busco con la mirada algún objeto para sanarle.

—Es normal —dijo entre risas la pequeña,

— ¿Cómo?  —Grace aparto un mechón marrón del rostro de Sally para ver la herida.

—Que la sangre siempre sale —dijo Sally—. Es mi característica especial —añadió sonriente limpiando la sangre que había caído en el rostro de la muñeca de porcelana.

Gisei ||Jeff the Killer||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora