Capítulo 01 [Juego].

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||Gisei|| Capítulo 01 [Juego].

Las gotas de lluvia caían sobre la tierra formando gigantescos charcos. Las zapatillas, cubiertas de barro, pisaban las ramas sin importar el ruido que ocasionaban, después de todo, las gotas de que caían sobre las hojas de los árboles ocultaban todo rastro alguno que dejase.

El sudor, combinado con agua, recorría el rostro de la joven haciéndola lucir terrible, puesto que las ramas habían rasgado su cara provocando unos cuantos rasguños sangrantes y el cabello lucia desordenado como el de una bruja descuidada.

— ¡Grace! —un grito se escuchó a las espaldas de la joven haciendo que esta acelerara aún más su paso—. No puedes huir, no de mí —agrego la espeluznante voz soltando más que una risa.

La chica, cayendo sobre unos arbustos, sintió como unas gruesas ramas se enredaban en sus piernas, y asustada, intento zafarse de estas sin éxito alguno. Unas cuantas lágrimas salieron de sus brillosos ojos llenos de miedo, y cubriendo su cabeza con las manos dejo que su perseguidor le encontrara.

—Grace, querida —la voz de la persona sonó a las espaldas de la muchacha, y este, posando una de sus manos en los brazos de esta volvió a hablar—. Volvamos a casa, no quieres estar sola ¿o sí? —soltó una risa estremecedora y enterrando sus garras en los brazos de esta dejo que las gotas de sangre recorrieran el pálido y delicado brazo de la chica.

—Duele —murmuro la muchacha viendo como las gotas de lluvia se mezclaban con su sangre.

— ¿Qué dices? —una mirada llena de seriedad se reflejó en el rostro del otro individuo y luego, volviendo a sonreír de manera espeluznante, agrego—. Vamos Grace, dime. Dime que te duele, dime que pare.

—Me duele, duele mucho —Grace intento zafar su brazo, pero no hizo más que provocar una herida más profunda—. Suéltame, por favor, suéltame —infinitas lágrimas y sangre brotaron de la muchacha.

El suelo ya estaba tomando un color rojizo tras la sangre perdida, y las garras del agresor aún estaban impregnadas en el brazo de esta sin intención alguna de apartarse.

—No escucho, Grace —sonrió—. Suplica, suplícame más. Hazlo.

La chica miro a su atacante y alzando su mano libre, tomo una rama y golpeo con brusquedad el rostro de este para así liberarse. El sujeto, llevándose las manos a la cara y retrocediendo unos cuantos pasos, dejo que su víctima escapase de las ramas que le mantenían atrapada, puesto que sabía que no llegaría muy lejos, no con esa herida en el brazo.

Los pasos acelerados de la muchacha iban disminuyendo a medida que avanzaba, el cansancio le estaba invadiendo, pero no podía parar, no podía volver a ese lugar tan terrible, lleno de sufrimiento, dolor, torturas, y sangre.

De repente, mirando hacia el cielo, diviso esas espeluznantes ramas oscuras que minutos antes le habían mantenido atrapada, y deteniéndose en seco miro hacia todos lados y espero encontrar un lugar en el cual ocultarse. Sus piernas se movieron en dirección a un árbol ahuecado, y metiéndose dentro de este espero a que todo pasara, y con suerte, a que el sol saliera trayendo de vuelta al bello día. Pero ya no aguantaba más, quería irse lejos, volver a casa si es que podía, o incluso prefería morir de hambre o sed en aquel árbol.

—G-r-a-c-e —la voz de la persona espeluznante volvió a resonar en sus oídos, y poniéndose en posición fetal miro por el rabilo del ojo.

La persona estaba pasando frente al árbol sin percatar su escondite, y la muchacha, respirando con dificultad, rezo por primera vez en su vida pidiendo a que no le encontrase.

—Oye, Grace, ¿estas rezando? —una risita se escuchó al frente de la chica haciendo que esta se sobresaltara.

La persona estaba mirándole por el hueco mientras sonreía con su boca ensangrentada. Definitivamente se quería morir, ya no le importaba su casa, nada, en estos momentos solo quería morir.

—Grace, vamos a jugar —el brazo del individuo se adentró en el hueco y sacando a la muchacha de este dejo que las gotas volvieran a humedecer su cabello—. Será divertido —soltó una risita.

—No quiero —murmuro Grace con la cabeza gacha provocando que su agresor le diese una patada en las costillas.

—Dije que iremos a jugar —dijo con total frialdad golpeando a Grace, ahora en una de sus piernas.

Una gigantesca persona, o más bien cosa, apareció a las espaldas del atacante provocando que la muchacha abriera los ojos como los de un animal asustado, y a duras penas retrocedió unos cuantos pasos.

Iba a volver, sabía que la iban a volver a llevar a ese lugar y sufriría más que cualquier otro día. Unos gigantescos tentáculos aparecieron por las espaldas del nuevo espectro, y tomando a Grace por los brazos comenzó a arrastrarle.

—Fin del juego —murmuro el espectro mientras dejaba al otro atacante atrás.

Las piernas de la chica comenzaron a obtener rasguños tras las ramas del suelo, y mirando al ser que le arrastraba hablo.

—Gracias por salvarme —dijo en voz baja.

—No te salve —el ser se detuvo y girándose levanto a la chica en el aire.

El pálido rostro de la chica se volvió tan blanco como el papel. Esa extraña cosa que creyó salvarle no tenía nada en su cara, ni ojos, ni nariz, ni boca. El temor le invadió por completo, ahora temía mucho más que con el anterior.

— ¿Por qué estabas con él? —pregunto el ser sin rostro.

—Hui de casa —dijo con temor la chica—. Y luego, sufrí mucho más que antes —agrego.

—Entonces eras un conejillo de indias —el ser soltó a Grace de sus tentáculos agachándose un poco acerco su rostro al de la muchacha—. Deberías volver a tu hogar mientras puedes.

—N-no puedo —la chica derramo unas cuantas lagrimas—. Ni siquiera sé dónde estoy, ni se porque hablo contigo como si fuese algo normal. Tampoco sé porque no estoy muerta después de todo lo que me ha hecho —dijo llevándose las manos a la cara para impedir que todas las lágrimas fluyeran por su rostro y le humedecieran más que la lluvia que caía sobre ella—. Quiero morir, me quiero morir ahora —susurro.

Una cuchilla se enterró en el brazo de la chica haciendo que esta detuviera las lágrimas y mirara la herida. El atacante había aparecido y lleno de ira se acercó a la muchacha.

—No te atrevas a quitarme los juguetes, Slender —dijo con seriedad sacando la cuchilla del brazo.

El ser volvió a levantarse y dando media vuelta se alejó a paso moderado sin mirar atrás.

—Asegúrate de matarla pronto, Jeff —dijo ocultando todos sus tentáculos.

El agresor de la chica gruño y pateando un árbol comenzó a caminar mientras arrastraba a su víctima casi inconsciente. No quería matarle, no aun.

Gisei ||Jeff the Killer||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora