Luego de haber pasado tanto tiempo sentado en aquella banca del parque, Gabriel se aburrió y decidió caminar un momento. Se dirigió hacia un café y pidió un capuchino. Le echó 2 bolsitas de azúcar y eligió un lugar vacío para sentarse. Una joven de cabello ondeado y negro, ojos marrón claro y estatura media estaba sentada frente a él. Ella le sonrió, y eso fue motivo suficiente para que Gabriel se acerque a conversarle.
"Hola", le dijo al sentarse a su lado, "soy Gabriel."
"Hola, Gabriel", respondió la joven esbozando una sonrisa, "mi nombre es Dalia."
"Es un bello nombre, Dalia. ¿Estudias por aquí o solo te gusta mucho el café?"
"No, no estudio por aquí, pero vivo muy cerca y sí, me gusta el café."
"Bueno, eso es muy conveniente", dijo Gabriel en tono misterioso, "porque yo sí estudio cerca y me encanta el café. Lo cual significa que posiblemente tenga que cruzarme contigo de nuevo."
Dalia le sonreía con cierta coquetería y Gabriel estaba más que interesado en seguir conversando con ella. Sin embargo, al rato, la joven se levantó para ir a los servicios y Gabriel se quedó sentado esperándola. En ese instante, alguien dentro de su cabeza empezó a hablarle.
"¿Por qué tú sí puedes tener la oportunidad de conocer a alguien de nuevo y a mí no me dejas hacerlo?", le reprochaba Ángel con cierta tristeza.
"¿Por qué? Simple... Tú eres un inútil que no sirve para eso ni para nada. Nadie va a querer jamás a un tipo como tú. Date cuenta.", le respondía Gabriel con mucha dureza y seguridad, "Tú ya tuviste tu oportunidad en el pasado y la estropeaste. Te usaron, diste todo de ti y ¿para qué? Ja... Nadie querría jamás a un marica inseguro que no puede mantener una relación por más de un mes. Así que lo mejor es que desaparezcas. Nos harías un favor a todos y lo sabes."
"..."
Ángel se quedó sin palabras luego de escuchar todo lo que le dijo Gabriel. No podía creer que lo tratase de esa manera, y se sumió en una profunda tristeza. Se alejó y lo dejó en paz. Gabriel volvió en sí y continuó esperando a aquella chica del café.
"¿Me podrías decir qué día es hoy?", preguntó Gabriel de repente.
"Es 23 de mayo...", respondió Dalia extrañada, "ja, ja, ¿cómo no vas a saber en qué día estamos?"
"Vaya... Es que a veces perdemos la noción del tiempo, ya sabes...", le respondió Gabriel.
Ellos seguían conversando, cuando de repente ingresó al café una de las amigas de Ángel, Luna. Ella no se percató de su presencia hasta que se acercó a la barra a pedir algo de tomar.
"Oh, hola, Ángel", lo saludó amablemente, "¿aún sigues por aquí?"
Gabriel la miró con ojos de ira y Dalia quedó extrañada al oír que Luna lo llamaba por un nombre diferente a como él se había presentado.
"¿Ángel? Pensé que te llamabas Gabriel.", le dijo extrañada.
"¿Gabriel? Ja, ja, ¿ahora estás cambiando de identidad?", le dijo Luna en tono sarcástico.
"Ángel Gabriel es mi nombre", respondió hacia la joven sin mirar a Luna, "pero prefiero que me llames Gabriel. Y Luna, ¿no tienes alguien más a quién molestar ahora? ¿No ves que estoy ocupado?"
"Ocupado... Ahora le dices estar 'ocupado'", le volvió a responder Luna en tono sarcástico.
"Sí, ahora vete.", le dijo Gabriel muy enojado.
Al ver esa actitud, Luna quedó algo asombrada y también extrañada. Sentía que había hablado con alguien muy diferente a su amigo Ángel. Él no era así y nunca la había tratado de esa forma. Luna no era el tipo de chica que se quedaba con dudas, e iba a llegar al fondo de todo eso.
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Nosotros
Dla nastolatkówLa vida de un joven universitario, aparentemente normal, se complica gracias a que una entidad se encuentra en una lucha constante por apoderarse del control de su cuerpo y su mente.