Cʜᴀᴘᴛᴇʀ ᴛʜɪʀᴛᴇᴇɴ

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México...Rusia...—una voz aguda resonó por todo el lugar— que gusto tenerlos aquí después de mucho...—silenció— Así que..¿están listos para volver a dónde todo comenzó? ¿están dispuestos a volver al pasado?

¡Aceptamos, ahora haznos volver, desconocido! —contestó el mexicano con un grito que hizo ensanchar la sonrisa a los presentes

¿Rusia...te sientes diferente? —un tono burlón alcanzó a distinguirse en su voz —Porqué dentro de poco...volverás a ser el Rusia psicópata... el malo de la historia —de un momento a otro, todo se iluminó poco a poco, sin llegar a ser todo blanco. —No es cierto —rió con tranquilidad y salió de las penumbras.

A lo lejos se encontraba un país con el que nunca habían conversado, Albania.

Unas alas negras salieron de su espalda y se abrieron, dejando ver un magnífico negro, era un hombre apolíneo.

Bienvenidos a su cielo, estoy aquí para ayudarlos. —su mirada fría y aburrida viajo hasta el menor, quien estaba sentado como espectador, viéndolo todo fijamente.

Rusia ven aquí—pidió amablemente, pero el eslavo negó con su cabeza varias veces. —Rusia...—volvió a llamar.—¡No! —México volteo hasta él y susurro algo en su oído. —Esta bien...—dijo no muy convencido.
Se puso de pie y se dirigió a paso extremadamente lento hasta el otro lado de dónde se encontraban.

Un gran y extenso laboratorio. —Toma asiento en lo que traigo unas cosas...Necesito quitarte aquel gen que inyectó USA...—no dejo formular ninguna pregunta y salió disparado fuera de la habitación blanca dónde estaban.

México...—susurro— ¿qué haremos?

Mi rusky...pues...no tengo idea —bajo su mirada algo deprimido, para luego tirarse al suelo y sentarse abrazando sus piernas —sinceramente no se que hacer...no se si...todo vuelva a la normalidad...

—¡Podríamos ir a tu país y quedarnos ahí por siempre! —trató de animarlo— ¿qué dices?

No Rusia... —suspiro— yo...tengo miedo de que todo salga mal. —confeso con el corazón entre sus manos, comenzaba a marearse un poco y a perder su estabilidad. —Yo..me siento mal... —su cuerpo tembló como una gelatina y cayó al suelo, sin poder hacer nada.

Competencia final:

"ɢʀᴀɴᴅ ᴘʀɪx"

Siete saltos, pero quiero que queden anónimos cuales serán— Rusia firmó un papel más y le sonrío a la encargada de las rutinas, quien tomo la tabla y le devolvió el gesto.

Por supuesto, joven Rusia— se retiro. Rusia entró a su camerino, triste, sombrío, cabizbajo y poco pensativo, intento mandarle mensaje al mayor, pero pensó que estaría enojado, así que lo evito a toda costa.

¿¡SIETE SALTOS, RUSIA!?—su entrenador entro de golpe al lugar, ganándose una mirada confusa por parte del menor —¡POR DIOS, ¿ESTÁS LOCO?!—agarró su melena y jalo sin hacerse daño, cuando se tranquilizó un poco lo miro más relajado y suspiro —¿En verdad podrás?

Entrenador...—se levantó de la pequeña silla— se lo jure a México, y se q...

No pudo terminar, pues ya estaba siendo interrumpido nuevamente por el entrenador.—¡México esto, México lo otro! Rusia, despierta. ¡No siempre estará para ti!

Rebelión RusMex 2.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora