Ya nos buscábamos para hablar, nos gustaba pasar tiempo juntos, este día no sería la excepción.
Aún en mi hombro sentía la presencia de su cabeza posada—ya había pasado tiempo desde la última vez que lo hizo—.
Después de una larga mañana, nos buscamos y nos quedamos en el lugar de siempre, esta vez tendríamos compañía, quienes nos acompañarían esa tarde sería una amiga cercana a nosotros y un amigo de ella.
Su amigo no duraría mucho tiempo ahí, y antes de los treinta minutos de haber iniciado nuestro encuentro, él ya se había retirado.
El escenario quedaría con 3 existencias.Iniciaríamos nuestra conversación, con temas propuestos por nuestra amiga, la cual recientemente había terminado con su enamorado, se encontraba triste y muy decaída por obvias razones. Nos dimos a la tarea de ayudarla, por la gran estima que le teníamos. Pasaban las horas, dimos todo de nosotros para hacerla sentir mejor, durante nuestro tiempo de conversación con ella, hicimos cosas como: reflexionar, reír, llorar, nos quemamos en silencio y sobre todo, ella y yo dibujamos
(debo profundizar en esto último)¿Por qué tan importante es esto?
La respuesta es sencilla, pero tiene mucho significado para nosotros. Ella dibujó un ojo izquierdo —debo admitir que tiene un gran talento para el dibujo— por mi parte, yo dibujé un búho, que por donde lo vieras no era un búho. Yo, ya tenía un dibujo de ella, que lo guardo con mucho amor, ella hizo lo propio con mi espantoso dibujo. Y es aquí donde viene la lección, "La belleza está en la intención, no en el detalle." Se llevó el dibujo, y lo atesora como si de una gran obra de arte se tratase.Retomando el hilo, el tiempo seguía avanzando hasta que llegó el momento en el cual nuestra amiga se debía retirar.
Se retiró y en nosotros quedó cierta duda si es que realmente se encontraría mejor después de haberle hablado.
Sugerí quedarnos un rato más, a lo que ella accedió con una bella sonrisa en el rostro —terminó prolongándose más de lo pensado—
Nos encontrábamos sentados muy juntos, en sillas separadas y una mesa adelante de nosotros . Nos quedamos muy pegados hasta el final del día.
Estuvimos la mayor parte en silencio, nuestra respiración y suspiros hacían eco y rebotaban en las paredes de aquel lugar, era tan profundo el silencio, que hasta nuestros pensamientos casi se oían, entrelazamos nuestros brazos, en lo que ella acurrucaba su cabeza en mi pecho, y su oído en mis latidos, se sorprendió mucho al escuchar mis latidos desesperados por tenerla tan cerca, ¡la emoción era absoluta! —todo esto sin decir ni una sola palabra— sentíamos tanto, que las palabras se volvieron inútiles en su totalidad.
Estuvimos de esa forma por largo tiempo, abrazados, ella reposaba en mi pecho, yo acariciaba su tibia mano, no dejaba de mirarla y de sonreír, ella también sonreía cuando me miraba, cada quien tenía su inspiración para sonreír a su lado, en algún momento llegó a pasar que ella subía su mirada y yo ya la estaba viendo, sonreía y ella correspondía.
De esa forma nos hacíamos preguntas, ella media mis latidos y sabía cuanto me emocionaba.
En mi mente surgió la pregunta, ¿sabrán sus labios, dulces, como sus palabras? —era evidente el embriagante deseo de besarla— después de pensar mucho en eso, mientras seguíamos hablando, recordé que no sé besar...
"Entonces pongo todos mis sentimientos en juego, de un abrazo a un beso en un momento, y esperar que sienta el total convencimiento y resuelva sus dudas en mis adentros, bésame, entrégate a mi y siente la esencia de un corazón lleno de amor que traigo para ti." Es lo que pensaba en una de esas veces que me miraba y sonreía.
Tomé valor, esperé el momento donde alzara la cabeza y me mirara, parecía que ella también lo esperaba porque se quedó con la mirada anclada a la mía y esta vez no sonreía, solo se quedó viéndome, estuvo como esperando que lo hiciera... y lo hice, acerqué mis labios a los suyos, fue un beso muy rápido, luego volví mi cabeza, abrí los ojos y su sonrisa había vuelto, me miraba y volvió a poner su cabeza en mi pecho, y mi corazón estaba más que acelerado.Siempre tuve la duda ¿cómo es que sabía que lo iba a hacer en ese preciso momento?
¿Acaso el intenso silencio hizo sonoros mis pensamientos O fue mi corazón quien se lo dijo?
Pero como sea, ella lo aceptó,Pasaría unos momentos para que volviera a pasar, pero, en esta segunda vez fue una pequeña ráfaga de besos, cosa que le causó gracia y ternura, a lo que reaccionó sonriendo, entonces le besé la sonrisa—sin querer—me devolví y también sonreí por lo gracioso que fue ese último beso.
Retomamos la misma postura en la que estábamos después de que se fuera nuestra amiga, volvimos a quedarnos en silencio, nuestra respiración se había hecho más profunda, nos sentíamos únicos existentes, sin noción alguna de lo que nos rodeaba.
¡La sensación fue mágica! Hasta que el tiempo revivió y recuperamos razón de él, vimos el reloj, había pasado más tiempo de lo que pensábamos, era realmente inverosímil.Era ya tarde, y fue eminente la preocupación que teníamos por la hora tan avanzada, ella ya debía haber estado en su casa, y por lo que ambos nos apuramos por salir.
Cogí mi maletín, ambos nos levantamos de los asientos, se dirigió a recoger sus cosas, me quedé parado a algunos metros de la puerta de salida, me volvió a abrazar fuertemente, percibí algún suspiro, respiré hondo y la abracé, nos soltamos a la vez, abrí la puerta y ambos cruzamos. La caminata fue muy silenciosa, la acompañé hasta la puerta de su casa, entró, no sola, tenía el ritmo de mis latidos, mi dibujo, el cariño mío y mi amor completo.
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PLEIN AMOUR
Teen FictionUn amor divinamente humano, en dos jóvenes corazones. Una pareja llena de aventuras amorosas que dejarán a más de uno con ganas de enamorarse