Capítulo 12

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Capítulo 12

Blade

El tiempo se hace eterno para aquellos que no saben qué están esperando. En mi caso, es distinto. Si no pasa nada antes, estoy esperando una guerra que vi en los sueños de Anne. Ese día comprobé que somos iguales aunque dudo de que ella sepa el alcance de lo que eso significa.

Un papelito cae por la ventana en el momento en el que uno de los guardias se da la vuelta. Como soy el único que está mirando hacia allí alargo la mano rápidamente para capturarlo en el aire.

"Tengo una misión importante para ti. Necesito a alguien fuera de las celdas. En el sitio donde nos vimos por primera vez. No vale cualquiera. Sólo alguien cuya capacidad de elección sea tranquila y firme. Alguien que entienda quién es. Una persona que no tema perder. Alguien capaz de tomar una decisión fundamental en menos de dos segundos"

Al tocar el papel puedo sentir lo que sintió la persona que lo escribía. Angustia y prisa. Es una combinación que puede terminar en explosión desde luego. Lo leo ante la antena mirada de Riuk, sé de sobra que no se le escapa nada de lo que pasa en esta celda, ni en las otras. Intenta controlarlo todo y eso debe ser agotador. Espera pacientemente, tenemos alguna clase de pacto de no agresión.

-Creo que deberías mandar a Elisabeth. –Le doy el papel y me recuesto de nuevo en la pared. Está claro que Anne se dará cuenta si falta Riuk. Yo podría entrar y salir sin que nadie se diera cuenta pero, eso de los segundos me da la sensación de que no casa con alguien que, además de híbrido, es de mi condición.

-¿Cómo es que no quieres ir tú? –Me mira tras leerlo varias veces mientras lo rompe en pequeños pedacitos. –De hecho, pienso que deberías hacerlo tú. Eres tranquilo y puedo ver en ti que tienes las cosas claras. –No se equivocaba pero yo sabía que Anne vendría a solicitarme en cualquier momento.

-¿A qué quieres mandarme a mí? –Elisabeth se despierta en el momento precios. A veces me hace dudar de no estar conectada a mí de alguno forma. Además, me atrae. Es una confesión que me hago a mí mismo y me sorprende. Tiene un aire exótico que me hace dudar de haber visto todas las maravillas del mundo. Un pelo anaranjado y ondulado que le llega a la cintura. Sus ojos verdes y más en la oscuridad resaltan como dos prados enteros. De esos que me gusta ver cuando acabo de dormitar durante el invierno. Además...al poder pasear bajo el sol y no cruzarme con casi ningún vampiro era reconfortante. Me fijo cuando espera una contestación por mi parte de que tiene muchas pequeñas pecas rodeando su nariz y sus altos pómulos que, pasa haber sido más vampiro que lobo, tenía colores rosados.

-¿Vivir o morir? –Le digo rápido.

-Vivir.

-¿Blanco o negro?

-Gris.

-¿Sol o Luna?

-Amanecer. –Dice tajante y rápido.

-¿Lo ves? –Le señalo a Riuk. No puedo decir que sus respuestas son corrientes pero son rápidas y precisas. Desde luego es firme en sus convicciones. ¿No es eso lo que ha pedido Vanessa?

-Vale. –Dice Riuk convencido aunque Elisabeth aún no ha dicho nada. -¿Y cómo la sacamos de aquí? –Señala a los guardias bajando potencialmente la voz.

-Yo la sacaré, pero necesito una revuelta. –Digo susurrando.

-Luna negra. –Grita y todos empiezan a intentar salir por los barrotes y a gritar más desconcertando a los guardias por completo.

-Vamos. –Cojo de la mano a Elisabeth y me concentro. Me imagino muy lejos de allí, de hecho, nos llevo directamente al campamento donde debería estar Vanessa.

-¿Cómo has hecho eso? –Veo la duda pasar por sus ojos verdes. No entiende cómo he conseguido transportarnos a ambos allí. No entiende los hechizos. Quizá porque no se lo habría esperado de mi. -¿Qué eres? –Pregunta abriendo mucho los ojos.

-Ya tendremos tiempo para eso cuando estemos en el mismo sitio físico. –Sigue sin entender lo que le digo. Alargo la mano para tocarla y ve que le traspaso la piel. –Sigo en la celda. Sólo podía sacar a uno. –La dejo ahí en cuanto veo a Vanessa y a Mario. Sé que me ven y que, cuando empiezo a desaparecer, se quedan tan boquiabiertos como ella.

-¿Cómo lo has hecho? –Me pregunta Riuk en cuanto se da cuenta de que mi alma vuelve a estar dentro de mi cuerpo en la celda. -¿Qué eres? –La eterna pregunta.

¿Qué soy? ¿Cómo lo descubrí? Soy un hechicero de hielo, uno de los pocos que siguen quedando en el mundo. Sólo nace uno cada diez generaciones, contando con que no desaparezcan miembros de la familia o se extingan. Nací siendo muy diferente. Un niño potencialmente rubio y con los ojos tan azules como el cristal. Mi madre fue asesinada delante de mis ojos por haber creado un monstruo, según mi padre que nunca se creyó las leyendas de la familia. Evidentemente, yo tuve que matar a mi padre. Se hizo cargo de mí mi tía, pero, a los cinco años, cuando tuvo su propio hijo y nació sin poder alguno extraño...Me echó. Desde entonces viví sólo yendo allí y allá. Conocí a Zorak que se compadeció de mi inexperiencia y me entrenó como soldado. Poco después, gracias a mi poder sensorial descubrí que era un vampiro. No me asusté lo más mínimo y eso le gustó. Cuando cumplí la edad de madurez de cuerpo me convirtió. De eso hace ya un centenar de años. Luego me aburrí y acabé por inducir a Jack a que me inyectase el químico. Ellos son híbridos, pero yo soy algo más.

Recuerdo ante la insistente mirada de Riuk lo que me ha preguntado. ¿Cómo le explico lo que soy? Sólo podría decirle que soy un conjunto peligroso de hechizos e inmortalidad.

-¿Sabes Riuk? –Me mira intensamente. –No creo que quieras saber nada más de mí que lo que ya sabes. –Comienzo a decir.

-¿Y por qué no querría que me lo contases? ¿Tenemos algo más qué hacer en estas cuatro paredes de las que, al parecer, puedes salir? –Veo acusación en su mirada. No se fía de mí.

-Porque quizá pienses que soy un monstruo. –Empiezo a ver sus cavilaciones mentales. Está pensando lo que sabe de mí y qué criatura podría ser con lo que me ha visto hacer. –Y sé que serías capaz de matarme si me ves peligroso. –Se tensa y mira que nadie nos presta atención a nuestro alrededor. –Pero entonces tendrías que matar también a Anne y...eso...creo que te costaría algo más. –Le veo abrir los ojos desmesuradamente entendiendo lo que quiero decir. El amor es ciego. Quizá por eso no se ha querido preguntar una si su querida Anne es normal. Si las leyendas corrían desde su manada al exterior.....por algo será.

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⏰ Última actualización: Apr 03, 2020 ⏰

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