Capítulo 10

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Capítulo 10

Anne

Hace días que no puedo dormir de forma tranquila y continua. El calor de la noche me despierta y me tengo que transformar en lobo para paliar los efectos. Eso es que están naciendo nuevas sed de sangre y el universo responde de forma que podamos defendernos. Bajo a las celdas, como cada noche, intentando no hacer ruido. Allí abajo no ha pasado absolutamente nada desde que trajimos a los híbridos y, eso, es más perturbador de alguna forma que si sólo nos hubieran intentado atacar. Todos duermen menos Roth, Blade y una pequeña chica de pelo anaranjado y ojos verdes. Ellos tres parecen ser los únicos que vigilan quiénes bajamos y quiénes no.

-¿Ha estado todo bien pro aquí? –Le pregunto a Harold, un guardia cuyo desprecio por los vampiros lo hace peligroso y efectivo a partes iguales.

-Creo que traman algo. –No me sorprende su aire conspiracioncita. Su odio es acérrimo. –Están tan tranquilos que me producen escalofríos. –Tengo exactamente la misma sensación. –Ellos hablan en el cambio de guardia. Los he oído. –Asegura.

-¿Y qué dicen? –Pregunto nerviosa.

-Que sois muy pesados con la vigilancia ya que no estamos haciendo nada. –Me giro hacia Roth que acaba de hablar. Él siempre parece molesto conmigo. No quiero recordarle que me dio una gota de su sangre y que me podría cobrar ese favor cuando más me beneficiara. Harold hace el amago de ir a tirarse a su cuello transformándose y le doy la orden con la mano de que se retire. ¿Por qué vamos a agitar nosotros mismos a unos prisioneros que, precisamente, queremos tener tranquilos para no tener que hacer daño? La imagen de aquel sueño, el de la batalla, me golpea con fuerza en la mente. "Unos ruidos en la puerta del castillo me despiertan junto a los demás miembros de mi manada. Oigo gritos desgarradores y me levanto lo más rápido que puedo. En las escaleras hay batallas infernales. Los vampiros han venido a por nosotros. Incluso en el furor de la batalla distingo dos caras que no pegan en la escena. ¿Candy y Zac? Si mi impresión no me falla, ellos lideran la batalla" Es como si mi extraña visión me alertara de que, tal escena, está más cerca de lo que pienso. -¿Estás bien? –No soy consciente de estar apoyándome en los barrotes hasta que me hace la pregunta.

-Sí. –La chica de la que desconozco su nombre y Blade también se han debido de levantar y acercarse durante mi vahído. –Seguid ahí. –Digo sin sabe muy bien por qué lo hago. Tengo un presentimiento. En mi visión, no los veo. ¿Estarán en las celdas en ese momento?

-No veo dónde podríamos irnos. –Dice la chica a la que miro un instante. Tiene una belleza inusual. En su tono veo algo, pero no sé descifrar qué.

-Redobla la seguridad. –Le digo a Harold que está esperando al inicio de la escalera. No pone resistencia. Quizá por eso le elegí como comandante de guardia para esta misión. Es importante que, llegado el caso, no sienta pena. La manada está ante todo. Antes incluso que la vida de cualquiera.

Decido ir de nuevo a las tierras de Joel. No sé si seré bienvenida así que decido ir con un cuarto de la manada. Es cierto que no hay motivos para no estar en amistad con ellos, pero como no puedo imaginarme cómo le irá a Vanessa con la sed de sangre o qué clase de rencor le habrá nacido hacia mí, es mejor prevenir que curar.

-Tu visita no augura nada bueno. –Joel está sólo sentado en uno de los bancos de la entrada. Parece cabizbajo y pensativo. Busco con la mirada por los alrededores a Vanessa e intento localizarla también con mi nariz. –No está. –Dice como si pudiera leer mis pensamientos. Ellos, al menos antes, nunca se separaban. El remordimiento llega hasta mí sin preaviso. ¿Y si mi acción les ha alejado? Con lo difícil que es para un hombre lobo tomar una compañera o compañero de por vida...

-¿Lo lleva bien? –Hago una referencia leve a la sed de sangre de su esposa. Más por cortesía que por interés real, aunque estuviera degollando niños él no me lo diría, sabe de sobra que iría a por los otros alfas. Asiente con la cabeza como única respuesta y veo palpitar un músculo en su mandíbula. Quizá piense que vengo a por ella de algún modo. –Estoy aquí por otra cosa. –Se calma entendiendo que sé por dónde iban sus pensamientos. -¿Has visto cómo se está organizando el clan de Torak?

-Siguen en las peleas por el poder. Combates diarios, tasados, con buenas normas. ¿Cuál es el problema? –Una manada de niños pasa por nuestro lado. Debe de ser bonito tener hijos. Esa realidad me golpea de repente. Si como sospecho mis....extrañezas se heredan, yo no le haría eso a nadie. -¿Anne?

-Creo que Candy va a volver y liderarlos junto a Zac. –Parece querer decir algo al instante pero decide cerrar la boca y pensar en respuesta. Es posible que esté viendo que no es tan descabellado. –Lo he visto. –Se tensa ante mi respuesta. Las leyendas sobre mí corren mucho más allá de mis tierras. La mujer de hielo está descrita en los textos antiguos. No sé si soy como ella, pero, desde luego, lo que veo, se cumple.

-¿Cuándo? ¿Qué harán? –Me sorprende la facilidad que tiene para creerme. ¿No será que él también se está planteando que la sucesión de ese clan está tardando más de lo que es corriente? Me fijo en que parece cansado y con ojeras. No me imagino estar en su posición. No debe ser fácil ver que la persona que amas tiene sed hasta de ti. Siempre se ha dicho que los vampiros no pueden amar... ¿Los híbridos sí?

-No lo sé. –Asiente dando por concluida nuestra conversación. Así somos los alfas. Escuchamos rápido y decidimos aún más veloces. –Hay una cosa más. –Una verdad que me inunda de golpe sin saber de dónde ha salido. –Los demás alfas no vendrán a ayudarnos. Será una lucha por todo este territorio. 

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