capitulo III

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A la mañana siguiente, yesung se levantó muy temprano. Apenas había podido dormir, demasiados recuerdos. 

Había pasado parte de la noche entre las cosas de su hermano.

Hojeando sus revistas, libros y contemplando la fotografía que se había tomado el dia de su graduación, apenas unos cuantas semanas.

Se sentía muy orgulloso de él; el primero de los Kim que iría a la universidad. Pero ahora eso se había acabado, se convirtió en un sueño, un sueño al cual nunca llegara, la gente como ellos no pude tener ningún tipo de sueño, y cuando lo hacen, siempre ocurría algo, algo que les recordaba que las cosas buenas solo le pasan a las personas con otro tipo de situación.

Fue hasta la cocina y se sirvió una taza de cafe. Pudo escuchar a su madre en el sótano, maldecir al aire. 

—¿Necesitas ayuda? —pregunto desde la parte de arriba.

—Lo que necesito es una lavadora nueva. —respondió con tono gruñón.

Yesung sonrió. Era tan agradable escuchar su voz. Todo estaba tal y como lo recordaba, las marcas de golpes en las paredes y en los armarios, que su padre había decorado. 

Su madre apareció en la cocina con una enorme cesta de ropa por tender, así que de inmediato yesung corrió a ayudarla, cargando el la cesta.

—Gracias hijo. —respondió mientras le acariciaba el rostro.

Se dirigieron al patio trasero, a pesar de ser una casa con muchos detalles, el patio si que era enorme, un bonito jardín lleno de flores, su madre se apresuró a tender la ropa, mientras que yesung observaba cada detalle de la casa, se caía a pedazos, necesitaba una mano de gato o de plano sería un lugar en donde no se podrá vivir nunca más.

—¿Qué miras? –preguntó su madre.

Con las manos en las caderas, yesung sacudió la cabeza disgustado.

—Mamá la casa se está cayendo a pedazos.

—Lo sé -dijo ella con un suspiro. ─Tu hermano hacía lo que podía, pero nunca fue un fan por los pequeños detalles. Además de que sus estudios le quitaban todo el tiempo posible... y pues mi sueldo no es el suficiente como para contratar a alguien para que la repare.

Su madre debió adivinar sus pensamientos, ya que se acercó para darle un fuerte abrazo. Tal contacto hizo que unas pequeñas lagrimas se le salieran. Después de mucho tiempo estar devuelta en casa era difícil pero no podía negar que a lo que más extraño en todo ese tiempo fue a su queridísima madre.

─Tu hermano te adoraba y eso es lo más importante –comentó agarrando el rostro de su hijo. —Así que no te culpes... no fue tu culpa que no esté qui... por algo pasan las cosas, ya no te sigas atormentando, sabes que él te quería demasiado, así que por él sigue adelante.

Yesung no respondió, no sabía qué decir. No hay nada que decir, simplemente que tenía razón pero a la vez no.

—Si no hubiera sido un cobarde desde hace mucho tiempo nos habríamos saca de encima un problema mayor, y nunca me hubiera ido -comentó yesung con los puños cerrados. —Pero claro tenía que ser débil en ese entonces.

—Hijo no importa eso, eso está ya en el pasado y no puedes decir que hubiera sido diferente cuando ni siquiera puedes adivinar el futuro. Y de eso siempre tu hermano estuvo agradecido. 

─Esta bien, creo que me quedaré unos días más. Voy a arreglar la casa –comentó al fin, cambiando de tema. ─Iré a la ferretería del viejo Hoon por algunas herramientas y madera. Sigue allí ¿no?.

Crossing The Limit (YEKYU) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora