Parte única.

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El campo hasta ayer estaba ardiendo, ahora se extediende sobre las nubes y el cielo sin pensar.

Me planteé, que si el invierno no fuese invierno, si éste no existiera, al otoño le seguiría la primavera, y así, luego de ver las flores abrirse al mundo, las veriamos marchitarse sin la necesidad de las cubriera una escarcha de frío. Veríamos las flores vivir y morir sin sufrir el frío del mundo.

Entonces, si alguien entiende mis palabras, que haga el favor de escribir un poema con ellas. Las palabras no son mías, no en construcción, las susurró hace tiempo un buen amigo, asomado a la terraza y observando al cruel cielo de invierno. Aquella vez había dicho que el cielo de otoño era su favorito, contemplando al de invierno. Yo no lo contradije, parecía inverso en su monólogo, contando unas nubes demasiado densas como para ser de otoño. Muchas veces lo encontré en la terraza, así como en el balcón, admirando un árbol de cerezo viejo, con ramas secas y el tronco de aspecto mohoso.

— ¿Crees que las cigarras salgan pronto?

Había preguntando una vez sonriéndome. A mi me gustaba la persona que era Dazai: sus sonrisas eran suaves y su aspecto delicado; como una tersa hoja que mecía la brisa del invierno que él llamaba otoño. Esa vez yo me limité a tomar su mano, guiándolo de nuevo a la habitación del hospital. No tuve corazón para decirle que las cigarras no salen en invierno, ni mucho menos para mencionar que no estábamos en esa época que tanto añoraba.

— Parece que va a llover.

Él murmuraba observando a la ventana, perdido en una imagen lúgubre de un patio.

No había vida fuera del hospital, el árbol de cerezo en el centro de éste estaba seco al igual que el césped. Ni siquiera el cielo se mostraba azul para poder decir que le otorgaba un poco de color a la imagen opaca.

De nuevo no dije nada, no podía cuando sus ojos mostraban un brillo soñador y su sonrisa estaba ligeramente inclinada a la izquierda, mucho menos cuando acomodaba sus ligeros mechones castaños tras su oreja dándole una preciosa imagen en contraste con la luz lúgubre de la ventana.

— Tal vez sea señal de que las cigarras saldrán. –Recuerdo haber declarado. Él sonrió, dejando salir un suspiro soñador.

— Eso espero. –Había dicho, cubriendo sus piernas con las palidas mantas celestes mientras su vista volvía a la ventana.

Y dicen que la lluvia cada vez que llega trae el otoño pronto, aún más para que las cigarras nacidas en otoño canten, anidando a veces en un árbol rodeado se hierba.

[]

Suelo sentarme a pensar en él, en el pórtico de la casa de campo que adquirí para no lidiar con mis propios versos escuetos. Era la clase de lugar con el que solíamos soñar.

Las hojas marrones de otoño me recuerdan a él. Cuando fumo, la densidad del humo perdiendose en el viento de una estación que no es la que añoraba, también.

El cigarrillo tiene un sabor extraño: como a lluvia aspera; hierba de campo y tierra mojada por las lagrimas del cielo; parece un viejo poema de algún poeta muerto.

Fumé un cigarrillo, humo arremolinándose a través del aire viciado.
Trato y trato de mirar al horizonte.
No se puede hacer, los fantasmas del calor y la neblina se levantan o se desploman.
Y me encuentro solo allí, de cuclillas.

Autumn poem. |Poem-shot|(Soukoku, BSD)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora