Capítulo 2. La Curación.

45 2 0
                                    

Harry no creía haber sentido alguna vez tanta ternura por otro ser vivo como la sentía por Draco en ese momento. El otro hombre parecía estar totalmente roto. Estaba completamente aterrorizado por Dobby, de entre todas las cosas, y no podía evitar preguntarse lo que le había pasado a Draco para terminar tan atemorizado. Aunque, en verdad, no estaba muy seguro de querer saberlo, porque había visto el horror puro y sin diluir en los ojos del rubio y eso enviaba estremecimientos por su espalda.

Necesitaba averiguar más sobre esta cosa de concubino, porque este Draco, el que sostenía entre sus brazos, era muy diferente del chico que recordaba.

Harry los movió hacia el centro de la cama y se acostó con él acurrucado a su lado. Acaricio el cabello rubio y murmuró dulcemente. En minutos, el lastimado joven estaba dormido.

Finalmente Hermione había calmado a Dobby lo suficiente para evitar que golpeara su cabeza contra el poste de la cama, por lo cual Harry estaba extremadamente agradecido. Ella convenció al elfo de ir a prepararles un poco de té y luego se sentó en la cama junto a ellos.

—Luce tan pálido, ¿no? —dijo ella en voz baja. Levantó la mano para tocar al rubio, pero luego se detuvo, la retiró y la puso en su regazo—. Ni siquiera quiero pensar lo que él ha pasado.

Ella se mordió el labio. Desestabilizaba a Harry ver a Hermione tan insegura de sí misma:
—Yo… erm, le prometí a Molly que regresaría. Necesita ayuda con la fiesta que están planeando para mañana… tú sabes, para celebrar. Le preguntaré sobre los concubinos. Y a Arthur, él sabrá más y no se reirá. —Su cara se oscureció cuando añadió—. Y hablaré con Ron. Regresaré más tarde, Harry. Deberías descansar un poco.

Ella se inclinó y colocó un afectuoso beso en su mejilla.

— Eres un buen hombre, Harry Potter, me alegra que seas mi amigo.

Con eso, ella se levantó y salió de la habitación.

Draco suspiró dormido y gimoteó, el corazón de Harry se apretó de tristeza. Suspirando para sí mismo, estiró las piernas sobre la cama luego las puso junto a Draco para sentirse más cómodo apoyado en la almohada. Después de lo que parecieron años, simplemente acostado ahí mirando fijamente el techo, Harry cayó dormido.

***

Cuando Draco despertó, durante un segundo o dos no estuvo seguro de dónde estaba, pero definitivamente tenía una sensación de déjà vu. Mantuvo los ojos fuertemente cerrados porque si éste era un sueño, era uno realmente bueno, se sentía seguro, cálido y cómodo. Así que tenía que ser un sueño porque nada en la vida de Draco había sido, seguro, o cálido o cómodo durante un muy largo tiempo. Pero no se iba, esa sensación de seguridad, o el brazo que parecía estar envolviéndolo. Suspiró satisfecho consigo mismo.

Después, quien quiera que fuera se acurrucó y dejó escapar un suave ronquido y los ojos de Draco se abrieron de pronto. ¡Esto no era un sueño! Realmente estaba siendo abrazado… y por Harry Potter, de entre todas las personas, lo que debía significar que Voldemort verdaderamente estaba muerto y por lo tanto, Draco ya no lo pertenecía.

Bajó la mirada hacia su muñeca donde había estado la marca de Voldemort y justo como recordaba de la noche anterior, la marca había sido remplazada por el rojo, dorado y verde de la cresta Potter.

Se estremeció.

No tenía frío, pero sabía que su propiedad había sido transferida y se preguntó qué es lo que ahora le aguardaba. Los últimos dieciséis meses más o menos, le habían enseñado que era inútil desear algo. Sin embargo, no podía evitar desear profundamente que tal vez, sólo tal vez, Harry a veces sería amable, como lo había sido la noche anterior.

ConcubineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora