Ya había pasado una semana, una semana sin hablarle a Daniel. Una semana de reír con mis amigas. Una semana de pasar tiempo con James, leer poesía y libros, de darme clases de poesía. Una semana de colegio. En esa semana, mi mamá logró meterme a Karate del Comité de Deporte de Liberia. Adivinen que. Sí, lo recuerdas mi amiga peli naranja, Carol, está en karate y estamos juntas. Incluso estamos en el mismo color de cinta, que es cinta marrón número dos. Una cinta marrón más y luego seremos cinta negra #1. Es un largo camino de mucho esfuerzo para llegar a la última cinta negra que es la #10. Mi papá estuvo de acuerdo que también me metiera en el equipo de futbol del mismo comité. Pero las pruebas serían hasta la próxima semana.
Daniel entró al mismo comité para el equipo de balón mano también.
Hoy era martes, hoy iría a clases de karate de cuatro a siete de la noche. Iba con mi tenis para salir a correr de color negras, iba con licras largas hasta el tobillo para salir a correr y un crop top de negro de BTS. Lo sé, iba toda de negro. Llevaba mi traje de karate en mi mochila. Son las dos tres de la tarde, tengo que llegar antes de las cuarto, es tarde, me tocaría correr. Por lo menos así entraba a calor.
— ¡Adiós mamá! —salgo cerrando el portón y empiezo a correr.
— ¡Alexa, espera!
Grita Daniel con su uniforme de balón mano mientras cerraba el portón, no tenía tiempo de hablar con él ni de detenerme, era tarde aunque íbamos al mismo lugar.
— ¡Alexa, esperame! —empieza a correr.
No tengo tiempo. Pero a pesar que yo ya iba muy adelantada, él era alto, rápido con buena condición física, no tardó mucho en alcanzarme, poniéndose delante mí haciéndome parar. Estábamos agitados y empezamos a recuperar el aliento
—No tengo tiempo —hago una pausa recuperando el aire— Daniel, voy tarde.
—Solo escuchame ¿okey? será rápido, ya llamé un taxi, esperemos.
—Bien —abro la botella de agua y bebo un poco— habla rápido —cierro la botella y la meto en mi mochila.
—Nena, ya pasó una semana. No puedes dejar de hablarme por siempre.
—Claro que puedo —me cruzo de brazo mirando a otro lado.
—Nena, no puedes, lo sabes, soy la única persona quien te conoce más que a nadie en el mundo y al único con quien puedes hablar.
—Tengo a James.
—Ese pinta, Dios mío —retuerce los ojos con un suspiro.
—Ese pinta tiene nombre, es James, y no es pinta, no es marihuano ni maleante. Ni si quiere tiene pinta de ser un pinta —eso ritmó— es un bad boy, que es muy diferente.
—Lo que sea, lo odio, por su culpa estamos así.
—No, es tu culpa, tu comportamiento, tu actitud, tus celos, desconfianza, reacciones y... y... tú no eres así, Daniel. No lo eres, estás cambiando, tú no eres una persona celosa.
—Él me está haciendo cambiar —dice abrumado mientras se pasa la mano por su rostro.
—No Dani, lo haces tú —tomo sus mejillas haciendo que me mire, Dios, tiene unos hermosos ojos negros, usa mirada, esos labios, sus cejas, su cabello, hasta su rostro de tristeza es hermosa— ¿Dónde está el Dani que conozco desde bebé? ¿Dónde está el buen chico del que me enamoré?
—Ese Dani sigue vivo en mi —coloca su mano sobre la mía— pero él me está convirtiendo en alguien que no soy. Y quiero ser otra vez tu Dani. Quiero que seas mi nena, quiero tu perdón.
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A Good Bad Boy ©✔️
Teen FictionLos padres de Alexa han decidido dejar la capital para irse a una provincia rural, dejando atrás sus viejos amigos y ex novio. Cuando llega a su nuevo colegio, conocerá a muchos amigos, pero entre ellos James. Un bad boy muy inteligente y poeta, de...