8: Un abrebocas.

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Tuve que pedirles a mis amigos que me acompañaran al parque con William. Por supuesto, juntos pero no revueltos. No quiero parecer una niñita que tiene que pedirle permiso a su mamá para salir.

Sin embargo, sé que decirle a mi mamá que saldré con un policía de treinta años, que me prende como sol de verano, no es una buena idea.

Sexy Poli: Ya estoy abajo, nena.

¡Oh, ese "nena" me tiene delirando!

Le aviso que voy bajando y me despido de mi madre. Me recuerda que por favor no beba y me abraza. Aprovecho de rodar los ojos y al tenerla frente a frente le sonrío, asintiendo. Salgo a paso apresurado del apartamento y toco la puerta del apartamento de los Hale.

Nathaniel es quien abre la puerta.

― ¡Vaya! Estás muy bonita ―dice, sonriéndome.

―Gracias ―le sonrío devuelta, con las mejillas coloradas.

Me coloqué un pantalón negro con algunas rasgaduras y un top blanco holgado. Para el frío elegí usar mi blusón con estampado militar y calzo unos zapatos sencillos negros con un borde marrón. Mi cabello está suelto y mi maquillaje es sencillo, ya que con una sola mano es complicado hacer algo más elaborado.

Sé que no estoy deslumbrante, pero que Nathaniel me hiciera un cumplido alzó mi ánimo.

Bajamos en el ascensor y bajo las escaleras. El oficial de civil es muy más atractivo de lo que pensaba y me deja babeando, mentalmente por supuesto.

Está apoyado sobre su Honda HR-V del 2016, color negro. Tiene unos pantalones de jean, una camiseta blanca (que me deja ver su musculo torso y abdominales) y una chaqueta de jean.

Toma mi mano buena cuando me acerco y me acerca a él, mirándome de arriba abajo.

―Hola ―saludo, quitándome unos mechones de cabello rebelde del rostro cuando sus manos viajan a mi cintura.

―Hola, guapa. ¿Nos vamos? Antes de que nos descubran ―dice, mirando hacia el edificio.

―Sí, vámonos.

Las hermanas Hale me hacen señas con los pulgares y sonríen abiertamente. Yo ruedo los ojos y me adentro en el carro. Inmediatamente, el olor masculino del policía inunda mis fosas nasales. Huele a una mezcla de mi perfume favorito, Blue for Men de Antonio Banderas, y a menta.

Me sorprendo cuando él introduce su cuerpo en mi asiento, colocándome el cinturón de seguridad. Antes de salir, me mira y tengo que esforzarme en tragar saliva por la intensidad de su mirada. Sonríe y siento que hay un charco en mis bragas al segundo.

―Asegurada ―murmura, mirándome los labios.

Suspiro y asiento con lentitud, mirando hacia los suyos también. Sale del carro, permitiéndome respirar de nuevo, y se adentra del otro lado, poniendo en marcha el carro.

Bajo el vidrio para que la brisa fría de la noche apacigüe el calor repentino y el rojo vivo de mis mejillas. Por el retrovisor logro ver el Cruze de Nathaniel.

Enciendo el estéreo y me vuelve el color a las mejillas cuando la sensual melodía de I'm feel like I'm drowning de Two Feet se reproduce. Hay que ser honestos, esa es una maldita canción para follar. ¡No se puede negar! No importa lo que la letra diga.

Observo de reojo al oficial y por la sonrisa que tiene creo que está pensando lo mismo.

―Así que eres de Venezuela ―dice, sacándome de mi cochina mente.

―Sí, de la capital ―respondo.

― ¿Qué estudias? ―pregunta.

―Periodismo. Sin embargo, lo que más me apasiona es la música.

Los juegos de la lujuria | Bilogía LJDL #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora